Se presentó con el padrino de la boda. No estaba invitada, pero el padrino la había conocido en el avión y tenía muchas ganas de ella. Era rubia y reunía todos los tópicos que hacen que las europeas odiemos a las americanas.
A la celebración se presentó en camisón, literalmente. Nos dijo que era lo más “in” en su país. Bailó con todos los hombres como si hubiera salido del pastel, incluido mi abuelo, que flipó bastante, aunque sonrió para la foto.
La mañana de bodas, cuando, después de todos los after de la ciudad, llegamos el grupillo de supervivientes a casa para el desayuno, los recién casados se la encontraron en la cama conyugal no con el padrino, sino con mi novio.
Leslie, creo que se
llamaba. Sí, en mi lista de mujeres que he odiado, debería ser la
number one.