Monday, October 30, 2006

Stella Blue & Jules in the twilight zone

Caminamos por lúgubres zonas de la ciudad, por un rato parecía que no teníamos ningún sitio al que llegar. Jules dijo: “sabía que existía este mundo, pero nunca lo había visto”. Creímos que nuestro destino sería un edificio desvencijado, rodeado de malhechores, como en esas películas que nos cuentan de los ambientes sucios y malvados. Vivimos la sensación de estar perdidos entre industrias, en agujeros que la luz de la vida no ilumina. “Es el fin del mundo”, le dije a Jules, “me muero por una cerveza y necesito ir al baño”. “Las dos cosas no las puedes tener dijo él”. Caminábamos en medio de una carretera ámbar, sin edificios, árboles ni esquinas que nos protegieran; si alguien hubiera querido hacer blanco en nosotros, no lo hubiera tenido más fácil. “No puedo tener ninguno de los dos”, dije yo, “vaya consuelo”. Y seguimos caminando.
Por un momento olvidé adónde me dirigía y estaba feliz, porque estaba con Jules y porque era lo más que había caminado en tres semanas y físicamente era posible, por fin. Normalmente no me levanto por las mañanas pensando: ¡qué guay, puedo caminar!
Debería.
Llegamos a la sala de conciertos que no era ningún zulo, sino un bar con buen escenario, buen sonido y buen ambiente, aunque no había mucha gente. Pensando en el trayecto… Sólo habría llegado allí si estuviera cantando Bono o, como es el caso, tocando Lorca.
Luz, cámara, acción.
Chicas guapas. Chicos complejos. Chicas complicadas. Chicos sensuales y bellos. Bailando todo el mundo se entiende y más al son de la reencarnación de Janis Joplin. Jules viene a contarme algo, ve que estoy escribiendo, me desdeña con la mano y desaparece de nuevo. Quisiera saber el nombre de las bandas, para ser periodista, por una vez. La noche anterior les conté al Mago y a Ion: “debo dejar de venir a vuestros encuentros Con-versos porque me dan ganas de dejarlo todo y marchar a una guerra, a ser reportera”. Preguntó Ion, con cara de sorpresa: “¿Por qué no guerrillera?”. “Bueno pues, verás”, dudé antes de contestar, “para eso no he estudiado”.
Volvamos a los chicos de Ámsterdam que en verdad son argentinos y suenan como Pink Floyd + Super Furry Animals + Manu Chao + Quilapayún y a esta deliciosa mujer que baila, camina, conversa, bebe, fuma, con tantas ganas de gustar… Son palabras de Jules, no mías.
Jules, a pesar de tener que trabajar por la mañana, ha decidido quedarse a ver a Edmundo Marino (cuyo nombre yo pensaba que era El Mundo Marino), que es la banda de la que Lorca es guitarrista. Y ahora que casi todo el mundo se ha ido y estos están aún en plan ensayo, los temas por explotar, las ganas más en el cuerpo y en los instrumentos que en el alma, dejo de escribir, para bailar con ellos.

piedra número uno: "celos"


Cornelia buscó en la multitud a su rival. La pilló bostezando, el rostro caído, cansado. Esperó unos segundos más a que sobreviniera otro fallo, pero la rival recuperó la compostura y brilló de nuevo, bebida en mano, cigarrillo recién estrenado. ¿Cómo podía vencerla? ¿Podría recuperar a su hombre? ¿Significaba aún algo el anillo donde había escrita la promesa más importante de su vida? Lo vio llegar ahora. Sin un instante de titubeo se acercó a ella y la besó. Cornelia devolvió el beso. Él la quería y todavía no había cruzado el umbral hacia otras puertas, pero el amor, Cornelia lo sabía, ya no moraba detrás de ésta.

Cuando él divisó a la rival, sus ojos se encendieron y Cornelia supo por primera vez lo que eran los celos.

Friday, October 27, 2006

Rebeca de los ascensores

Me han dicho que no estás bien de la cabeza.

Rebeca se sorprendió ante el comentario, porque no era muy cortés y porque provenía de su jefe más jefe, aquel con quien apenas se cruzaba y que, además, nunca antes le había dirigido la palabra.

Tengo un problema, sí respondió ella modesta, como si el diagnóstico no hubiera sido lo que era, pero lo estoy solucionando.

Estaban en el ascensor, con dos personas más a las que Rebeca conocía sólo de vista, pues no eran de su planta ni de la empresa para la cual trabajaba.

El super-jefe miró con complicidad a los otros viajeros (¿es el ascensor un medio de transporte?) y dijo:

Todos intentamos solucionar nuestros problemas tras lo cual soltó una larga carcajada.

Asombrada, Rebeca observó como los otros dos se reían también con ganas. La broma no le molestó, pero, la verdad, tampoco le encontraba en absoluto la gracia.

Quizás pasándose de lista y a riesgo de perder su empleo, quiso reírse ella también y dijo:

Cuando me curen de la manía de asesinar en los ascensores con dardos envenenados, creo que estaremos todos mucho más tranquilos.

Y de esto también todos rieron. Qué fácil es hacer reír los viernes, pensó Rebeca y metió la mano en el bolsillo que, peligrosamente, había asomado por un instante, cargada y osada.

Thursday, October 26, 2006

dona en un banc

Els dijous, una colla ben curiosa unida per les casualitats (tant podria ser Periodisme, Filosofia i Lletres com el bandolerisme en general) ens escapem una estona dels passadissos que envolten durant vuit hores les nostres vides i conduïm fins a un turó on en un casal espaiós i ben il·luminat (en els dies clars s’hi veu la Mola i Montserrat) ens serveixen una esplèndida paella.

En contra del meu costum, aquí us deixo una foto personal que m’ha fet el meu amic Txus amb la panxa ben plena, després d’un àpat de conversa còmica i bèstia. El títol del post (que és el de la foto) és seu.

Wednesday, October 25, 2006

miércoles


La noche no se rompe aún, ni con el metal de un avión, ni con una gaviota gris. Cinco estrellas parpadean mientras espero que salga el café. Luego, sin vergüenza, el sol comienza a desnudar las cáscaras del mundo, antenas, tejados, nubes alumbradas de carmín. Esa última estrella se apaga al prender mi cigarrillo. El día amanece limpio. Ahora observo un valle que suspira algo apocalíptico. En mi sueño dos chiquillos se escondían de un monstruo de agua en un parking. Vaya poca lógica, pienso ahora, firma de muerte. El horizonte es ocre tras Collserola, rasgado de sangre allí donde el sol debe morar sobre el mar. En este lado de la colina las nubes son frías y oscuras y el viento me pide volver a correr, a saltar. Y no puedo.

Saturday, October 21, 2006

Veintisiete gotas de lluvia


Bajo los arcos se hospedan locos del mundo, recién llegados, por marchar, moradores perpetuos de la ciudad. Arroyos de niños improvisan cabriolas con espíritu tenaz y alegre. Los gritos de la tarde arrancan a los viejos de sus hogares. Una anciana camina lentamente con su bastón. Le brillan los ojos bajo un suave y elegante polvo. Me mira muy quieta. Sus labios se conmueven hacia una pequeña sonrisa. Los míos entran en el mismo instante de serenidad, sin resistencia. Desde que camino tan despacito por la vecindad, disfruto de esos pequeños detalles de los que los sabios dicen que es imprescindible aprender a disfrutar. Una crêpe de frambuesa y un buen expresso en la única mesa que Lili Deliss tiene en la terraza. Como si la tarde me la hubiera reservado, vaya. Charlo un rato con mis amigos franceses, compañeros de aventuras durante el puntual momento del cambio, ahora ya casi amigos del pasado. Antes de que caiga la noche llega Lorca, flotando en su propia estratosfera. La tarde se torna húmeda y oscura, la brisa fría espeluzna las últimas memorias del verano. Nos despedimos en medio de la calle. A pesar de ir lenta, las despedidas en estos días suelen ser rápidas. Agarro la muleta y me dispongo a continuar con el día, la noche, lo que venga. El esguince está ahogando el terror que durante tanto tiempo sentí al quedarme sola. Fíjate, que pensaba que lo había superado, en cambio había agobiado mi vida con actividad. Es la magia de no poderse mover con la certeza de que la recuperación será rápida. Vuelvo a descubrir mis manos, otro de esos pequeños placeres.

Friday, October 20, 2006

mundo marino


Con la luz de las velas todo brilla desigual. Atravesando la ciudad llega por fin el ritmo. En Pujós 104, Free Brothers, Hospitalet del Llobregat, está a punto de comenzar el ensayo general. En esta cueva de duendes encendida en llamas, rota en viejos y descoloridos espejos, el final de la velada no llegará hasta que el repertorio de otoño quede diseccionado. El ángel no cree en sus palabras y esconde sus ojos en un cristal oscuro. En el eco de la gran caja se pierden armonías. Una pausa antes de reencontrar el camino hacia la magia. Con la nota del compás tiemblan los tapices de la noche. Una paloma agita sus alas y el halcón atraviesa el humo. El viento vibra para levantarles el vuelo. Un suave palpitar del espacio arropa voces limpias y sombrías como hojas púrpuras, antes de caer. El ángel brilla con la fuerza de la piedra del volcán en la erupción súbita de la música. Y una risa escondida retumba entre bastidores, semilla de futuro, energía cautiva.

Wednesday, October 18, 2006

5 años después

Perdóname

Por postergar,
por desconocer,
por mi pereza.

Por olvidar,
por silenciar,
por esperar.

Por afligirme.
por mi cobardía,
por presumir.

Oh, madre,
por robarte.

Orlando, octubre 2001


6 años después

Negación

No hay cuerpos,
es el deseo de atrapar un poco de vida.
No hay sonido,
es el miedo al silencio de nuestra energía.
No hay leyes,
es la huida de nuestra responsabilidad moral.
No hay libertad,
es la elección de estereotipos.
No hay fe,
es la incomodidad de sabernos pequeños.
No hay ciencia,
es la necesidad de paradigmas.
No hay sueños,
es la manipulación del libre mercado.
No hay arte,
es la nostalgia de la belleza perdida.
No hay nada,
cuando en nada se cree.
No hay ganas,
si creemos a solas.
No hay futuro,
sin utopía.

Barcelona, octubre 2000


Tuesday, October 17, 2006

Notes


I miss you! I miss the laughter, the wine, the cigarettes, how terribly rebellious we got when the boys told us what to do, how to behave. You always knew how to show you were free; if it was necessary, you would tell them to fuck off. Oh I miss you, your irreverence, your passion, and your kisses. I would not have tongued you like that if we hadn’t been in a hurricane, drunk as hell, and yet I remember you, I remember the taste. I loved it when we danced and played piano like two witches bursting in flames. I loved the feeling of being about to take off. When I was with you anything could happen, running around the neighborhood naked, driving to the city hall to scream the major what an asshole he was, getting into a teenager party to talk about revolution. What else did we own but pretending we were crazy? After all, we were only somebody’s wives. It was our free choice to be so.




Monday, October 16, 2006

opuestos


Descubrí a través de ti mi reacción más extrema. Que incluso las piedras sienten y tienen rostro. Que es necesario medir las palabras. Sin embargo sé que midiéndolas siempre, no llegamos a las conclusiones que nacen de la confrontación.

volcanes

Tras un año sin vacaciones, la ansiada escapada. Moramos en el corazón del Baix Empordà y comemos ciervo de Toledo, con un poco de remordimiento. Parece haber en Verges una lucha por el terreno y una competencia en el negocio, a pesar de que sólo hay dos. En La Pera rememoro la leyenda del Bandoler Joan Serra. El pueblo es tan tranquilo que los ratones duermen la siesta junto a la iglesia. Las risas de tres niños invisibles colorean las nubes. Comidas copiosas con amigos porque las mejores conversaciones nacen alrededor de una mesa. En Besalú somos unos domingueros más entre cientos, hasta que al caer la tarde Ángela nos sirve unos vinos en su cueva secreta de piedra. Ahora, al pie del volcán de Santa Margarida espero con mi pierna herida. El día es brillante o gris. Me acompañan los pájaros, el bosque, el distante mugido de las vacas. En los túneles de la representación (pensé anoche mientras me dormía) se tejen las escaleras hacia el miedo. Pero La Garrotxa es real y bajo mis pies palpita la tierra. Esta noche regresamos al Montseny, para oler la lluvia de cerca.

Thursday, October 12, 2006

la noche infinita



Unas palabras para ti a través de la tormenta, para que los relámpagos iluminen tu noche y los truenos llamen a tu puerta. Que estoy contigo bajo la lluvia y que mis manos ahuyentarán el frío de tu piel, en la batalla, en la tiniebla. No estamos solos, aunque no estemos juntos hoy. Sabes que siempre te quiero y que pienso en ti sin treguas. En nuestro amor las pausas evocan el beso mágico. Y aunque nuestra entrega no dependa de la nostalgia, en la distancia consuela tan solo el día de mañana.




Tuesday, October 10, 2006

Cómo estar inválido y sobrevivir en esta ciudad

Lección número uno: no esperes que los transeúntes que andan con prisas respeten la distancia de seguridad.

Lección número dos: recuerda siempre que aunque tú no puedas correr, la prisa todavía existe.

Lección número tres: no confíes en que los coches que giran en ámbar y a pesar de que tu semáforo esté verde, te sonrían pacientes cuando tardes tres minutos en cruzar la calle.

Lección número cuatro: los conductores de autobuses suelen ser más amables y atentos al principio del trayecto que después de atravesar todo el tráfico de la ciudad y llevan ya vehículo lleno.

Lección número cinco: los taxis libres no siempre van a parar por ti por el simple hecho de que llovizne y lleves un par de muletas.

Lección número seis: los taxistas no van a bajarse del taxi para abrirte la puerta, ni al entrar (que es la ostia de difícil), ni al salir (que aún lo es más).

Lección número siete: no confíes en la arquitectura de la ciudad.

Lección número ocho: hay más mierdas y meados de los que cuando eras un peatón sin dificultades habías llegado a imaginar.

Lección número nueve: las escaleras mecánicas de los transportes públicos van muy deprisa (aunque antes hubieras pensado que iban lentas) y da un poco de miedo introducirse en ellas.

Lección número diez: los ascensores están muy lejos de los accesos.

Lección número once: sólo los pesados que no tienen nada más que hacer se preocupan por ti a la vez que te dan información que no solicitaste.

Lección número doce: los turistas, al verte avanzar lento, van a venir todos a preguntarte.

Lección número trece: hay que tener amigos y familia.

Si sales a la ciudad teniendo en cuenta estas simples consideraciones, corres menos riesgo de decepción.




Saturday, October 07, 2006

digging for fire

Sueño con dos viejos que no tienen a dónde ir ni con quien estar. Cavan un agujero en el suelo. “¿Buscáis oro?”, pregunto. “No, pequeña, buscamos fuego”. Esta escena no es de extrañar puesto que vivo de nuevo en el universo Pixies. Una música oscura ha lanzado una cuerda entre el balcón de abajo y el mío e intenta escalar hasta mi habitación. ¿Volveré a soñar con trombas de agua, maremotos, riadas? Una noche me quedé durante horas atrapada en la copa de un árbol mientras la tierra se tragaba todo cuanto conocía. No temo al planeta. Temo a los hombres. Temo a Irán y a Corea del Norte. Temo a la policía. La otra tarde salí de casa y había ejércitos de ellos formados para la defensa (o el ataque) en mi calle, con sus armas, sus cascos, sus protecciones, azabaches como los monstruos de toda ciencia ficción. He vuelto a recorrer la sinuosa carretera nocturna por la que una vez condujo Raluca V16, mi raptor. Al despertar le he echado de menos. Curioso como el síndrome de Estocolmo también se produce con los raptores subconscientes. Lorca me contó que la otra noche hablé dormida y dije algo así: “espera, que ya llegan”. No sé qué debía estar soñando, pero imagino que me refería a mis amigos.


Friday, October 06, 2006

botas


Anoche sacamos nuestra colección de botas. Las había oscuras y gastadas, de haber pasado noches tranquilas en un bosque irlandés. Negras y de tacón alto, provocativas. Unas del color de las hojas cuando ya han muerto pero tiñen aún de colores la tierra mojada. Botas antiguas, de muchas edades y botas de alta montaña. Un par de duende, de algún viejo disfraz y otro par fucsia, posiblemente también de un disfraz. Botas para caminar por la ciudad en un día de lluvia. Otras cuya suela era ya tan fina que se podrían usar para acariciar. Botas de esquí, de vaquero, de minero. De ante, de charol y de cuero. También nos probamos aquellas que pedían, como único complemento, la desnudez total. Y ese fue el final del tour por nuestro virtual zapatero.


Wednesday, October 04, 2006

Dàtil

Octubre va començar un dia abans, mentre l’Eire, la Paula, la Bella i jo buscàvem el racó perfecte en el Montseny, després d’un bon dinar de muntanya amb cerveses, vi i alguns cafès. Després de perdre el camí de la vora del riu i caminar en túnels d’espins, jèiem finalment en un clar del bosc, al costat d’una riera, sobre fulles humides i branques trencades. La Paula havia perdut tota rima i l’Eire tenia acumulades moltes animalades. Els mosquits ens abandonaren tot seguit, potser per les nostres rialles, potser pel fum de les cigarretes o perquè ja va sent hora que morin, fins a la propera primavera. Al final de la tarda, en una competició emocionant fins al darrer gol, la Bella i jo vam guanyar als futbolins cinc partides de nou.

Al dia següent, el darrer dia d’estiu, el vaig passar sense veure’l, amagada en el cor de la poesia, volant en una estora màgica.

Un nou ésser creix des de dilluns a les meves mans. És una sensació nova, enamorar-se així. És un naixement. Quan hi poso els dits, vibra profundament, com un felí encantat, i jo tremolo.

Ahir vam anar al Diamant a veure què tenia el Pescador per explicar. Ens hi trobàrem una bona colla. El Pescador va predir que a les nou pararia el vent i així va ser, només per un moment.

En Merlí, en Lorca i jo vam sopar plegats i els vaig tornar a preguntar com va començar una broma íntima i recurrent que tenen entre ells. Després de reflexionar i refer una història que es remunta a un concert adolescent del Mag, d’una altra vida, s’adonaren que tot provenia d’un dàtil que una nit caigué d’una palmera a les seves mans. I vaig reviure la màgia de la seva amistat en una vetllada entranyable.

Aquest matí, en sortir al carrer, els núvols s’inflaven en totes les dimensions i el cel resplendia. Quatre ocells perduts volaven esverats cap el sud. El sol encara els escalfava. Tot el dia el vent ha estat fresc i al principi de la nit ha caigut la primera pluja tranquila. He tornat al barri, a veure als avis, a prendre un vi al celler.

La tardor és aquí. I justament ara en Merlí entra per la porta. Vesteix una camisa hawaiana que Hera, l’única, ha escollit per a ell. El Pescador ja té programa de ràdio, a Contrabanda. I jo dormiré avui amb una flassada.