Saturday, August 23, 2008

La dama gana

Una anciana de peinado recién y vestido impecable (aunque algo brillante para la hora del día), se apostaba a la salida del centro comercial atisbando a los árboles del otro lado del parking.

—¡Una vergüenza! —Gritó con voz carrasposa y desafiante—. ¡Ocho minutos llevo aquí y nadie ha venido a ayudarme todavía!

Los compradores que entraban y salían observaban divertidos sus zapatos de charol azul luz y su cesta cargada, como miramos a los bichos que se comportan exóticamente. (Sabiendo que exótico es absolutamente subjetivo y esclavo de nuestros sentidos, asimismo toda descripción).

—Nueve minutos y ni un alma se presta a llevarme las cosas al coche, ¡Es que ya no hay caballeros para las damas!

Finalmente, un muchacho con uniforme salió del restaurante cercano y se le acercó con la intención de arrastrar la pesada mercancía.

—¡Otra vez tú! Por lo menos esta vez no has esperado a que lloviera.

Y diciendo esto agitó de manera amenazante y con vigorosidad un paraguas (con lo cual se demostraba que no necesitaba ayuda alguna).

Ambos se perdieron entre filas de coches, custodiados por carros metálicos bien ordenados gracias al euro que hay que insertar para obtenerlos, y fueron solapados por vehículos en continuo movimiento, familias enteras y hombres con bigotes lacados y sombreros bohemios y mujeres con pantalones demasiado estrechos y labios operados y adolescentes acicalados para la primera sesión de cine.

Monday, August 18, 2008

Instinto de supervivencia


Uno de los efectos positivos de las vacaciones sobre el cuerpo son los sueños. De noche, cuando el viento golpea la tienda y los aullidos de animales distantes renuevan la sensación de fragilidad, tenemos todo el tiempo del mundo para saborear ese episodio entero de una comedia surrealista en la que la acción fue compacta y los personajes sólidos. Incluso a veces nos da por encender la linterna y ponernos a escribir, como de mozos, antes de que el cansancio venidero en la oficina nos asustara y nos convenciera de la necesidad de volver a caer en el sueño de inmediato: el despertador sonará en dos horas.

Las ensoñaciones más liberadoras son las de las siestas, ya sea en la playa, bajo un árbol en el monte o en un tren quejumbroso camino de un pueblo que jamás hemos visto. Nuestro yo se desdobla, somos más personas. Somos antes y después e incluso ahora, a la vez.

¿Sería lo mismo si este estado no fuera provisional?

Conocí a un hombre que no tiene que trabajar. Puede vivir bien, sin lujos pero bien, hasta el día de su muerte. Su aburrimiento no tiene nombre, porque no deriva de las actividades que se ve obligado a hacer ni del hecho de que ya las haya probado todas. Es un hombre sin necesidad de actividad. Por no tener, no tiene ni el instinto de supervivencia.

—Podría morirme ahora mismo —dijo—, y no tendría el mínimo significado para nadie.

Hay artistas que lo son por justificar su presencia en el mundo. En las vacaciones uno recuerda que en la vida tiene muchas opciones. La presencia en el mundo se justifica con las ganas de vivir.

Cuando se pierden, hay que pasar a la acción. Nunca ha habido ningún cambio que se produjera en la soledad humosa del propio vicio.

Wednesday, August 13, 2008

Cinco libros

Manos caen sobre llaves pero sólo se escucha el sonido del agua escapando de una tubería rota. El odio comienza con lo insoportable, con la imposibilidad de huir de la ofensa. Son los días del espejismo cuando todo ya existe. Se acabó el éxtasis: el arte es aburrimiento en potencia. Si tomas mis palabras, como yo tomé ayer palabras, habrás contraído el mantra de lo anodino. La gente escribe mal. Yo escribo mal. He leído el principio de cinco libros y vuelvo a leer Dharma Bums porque Kerouac está vivo y todos los bestsellers del mundo no son más que palabras aplastadas por el tape que las engancha. Anodino también significa que calma el dolor.

Si vuelvo a cruzarme con algo vulgar, soy capaz de matar. Mi lengua se afila cuando enfurezco.

Saturday, August 09, 2008

Protección del menor


Con el mundo infectado de pervertidos y la justicia luchando contra ellos de forma masiva en los medios de comunicación (en lugar de particularmente en los hogares), hay que andarse con cuidado.

Este año estoy fotografiando a muchos niños. Los hijos de mis amigos crecen sanos y felices entre los cuatro y los ocho años y rebosan imaginación, espíritu de juego, travesura y frescura. Son bellos, perfectos, encantadores. Quería colgar las fotos recientes, como hasta ahora he hecho, en un blog privado que tengo de fotos, pero con el verano la cosa se complica. Así que tengo que ir haciendo cds.

Tras la última visita de Merlí a las montañas, nos contó que en el pueblo los niños iban por las calles desnudos, hasta que una familia neohippie que llegó en 4x4 acusó a los músicos de pervertidos por hacer bailar a los niños desnudos alrededor de la fuente.

Los músicos tomaron conciencia entonces de que los niños estaban desnudos y de que en el siglo XXI no se puede tolerar tal situación, pues ante los ojos de la sociedad, es un delito.

En los Estados Unidos censuraron la portada del primer disco de U2 porque podía inducir a pederastia. Era 1980. La fotografía del hermano de Guggi, amigo de Bono, pretendía simbolizar el proceso espiritual de un niño que debe despedirse de su inocencia para convertirse en hombre.

Esta fue la portada en EEUU.


Tuesday, August 05, 2008

Zel

Agitat, un cop de vent crema i tinc la llengua xopa d’apetit.

Si em mires així quan els arbres s’esborren, si et somric.

Sota el paraigües ventem coïssors.

Amor, hem de fugir.

Monday, August 04, 2008

Atravesar la puerta

Decían que sólo quedarían los que se esconderían del sol y que las calles se convertirían en una mentira de verano por la que circularían turistas engañados, creyendo que la ciudad era esto. Cierto. Y además, los pobres montan unas colas terribles en el metro porque no saben meter la tarjeta, recogerla, atravesar las puertas… Calor, alcohol y romance en otras lenguas. Si lo piensas racionalmente, es de lo más enternecedor que los guiris nos escojan para sus vacaciones. Cada vez que se pierden y les orientas, sientes que has cumplido una misión.