Saturday, November 21, 2009

Lucy, Lena y hermosos pechos

Lucy está lejos. El otro día nació su hija Lena y les felicité a través del facebook, lo guapos que están los tres, las ganas que tengo de verla y mi emoción nostálgica, por el abrazo que no podía dar a mi hermana de vida.

Pero, obviamente, mi mención a las enormes tetas que tenía la última vez que la vi y mi deseo de que, aunque perdiera la barriga, conservara tan hermosos pechos unos meses más, no es lenguaje permitido. Y facebook eliminó mi mensaje.


Thursday, November 19, 2009

Agamemnon

El equilibrio zozobra en la pasión.

Si quieres serenidad, olvídate de impulsos, sueños y ambiciones y concéntrate en tus necesidades.

La necesidad es fácil de identificar, a menos que te pierdas en el laberinto de lo que querrías ser pero en verdad no eres.

O sea, que puedes reír y llorar, y por dentro ser transparente, como una urna, un chip, un muerto.

─ Quiero suicidarme, tengo una deuda de 200.000 euros.
─ ¿Qué coño has comprado para tener una deuda de 200.000 euros?
─ No sé, unas botas, un bolso, cambié la cocina, un sofá, la moto…
─ ¿Todo a crédito?
─ Claro, ¿Cómo sino tendría las cosas que quiero, con mi sueldo?
─ Tía, pues me cabrea un poco, la verdad. Con gente como tú se va a la mierda el sistema y luego es gente como yo que lo pagamos.
─ Oye, que yo también pago, ¡eh!
─ Sí. Con atraso…
─ Es culpa del sistema, que nos hace desear cosas.
─ A mí el sistema me hace querer aprender… Tener acceso a las bibliotecas, al arte, a la ciencia. Las cosas me dan lo mismo.
─ Bueno, pero bien que necesitas un buen sujetador ¿no? Digo yo.
─ Pues sí. Cuando realmente lo necesito, digamos que salgo a comprarlo. Pero un sujetador ¡no vale 200.000 euros!
─ Pero 50 sí. Entonces, en verdad, si no te das cuenta… Es como una adicción. Cuando te llega el balance no sabes ni como lo has hecho.
─ Estás podrida. Con gente como tú, cualquier sistema estará podrido. Cualquier proyecto educativo fracasará. Cualquier esperanza de supervivencia es polvo, pedo, aliento de insecto.
─ Pensaba que me ibas a comprender…
─ ¡Vete al carajo! ¡Suicídate! ¿Por qué no se suicida más gente? Es ecológico, nadie va la cárcel y por lo general son gente que dan por el saco a los demás.

El equilibrio es una insensatez. Estoy harta de ser buena, de lamer emocionalmente las heridas de este mundo en el que a la gente le gusta ver como la mujer que se ha ido a follar con su abogado se tropieza en el mismo hotel con su ex-marido que está a punto de follarse a la amiga (mejor amiga) que le recomendó que se gastara un pastón en el abogado, en un canal donde ─se quejan las fans del programa─ cuando dan publicidad pueden estarse hasta veinte minutos.

¡Anda ya!

¡Electrificad!

La tolerancia es peor que el cristianismo. Puro. El cristianismo, por lo menos, vomitaba sobre lo que no es humano.

No humano: aquello que nos degrada, que nos convierte en residuos.

¡No quiero ser una rata!

Los juncos saben lo que quiero decir. Also Henry in Agamemnon's Tomb.

A veces, al cagar por las mañanas, pienso: ¿qué pasó con los dioses aquellos, que nos dieron las guerras de verdad, las de los celos, las envidias, el deseo? No debían ser políticamente correctos. En el mundo tan equilibrado de hoy, ¿nos mataríamos los unos a los otros si sintiéramos envidia, deseo, celos?


Sunday, November 08, 2009

La alegría no nace de la caña

El desprecio sin sentido del humor es muy triste y no sirve de nada. Es algo que en teoría aprendes de manera autodidacta en la adolescencia. Pero es que yo la adolescencia, a pesar de la catalogación de idílica que recibe, la recuerdo como los años del horror, no porque mi vida fuera terrible, que no lo fue ─¿Cómo? ¡Si tenía a Claudio, a David, a Alfredo, a Montse, a Alba!─, sino porque entonces supe que el mundo era terrible y que nada de lo que yo hiciera iba a poder cambiar eso.


Al crecer te conformas, para sobrevivir. Si eres buena gente, se supone que aportas tu grano de arena. Aunque lo del grano de arena sólo funciona si los demás traen el suyo también.


No es que crea o no crea en Obama. Creo en las cosas positivas. Creo en un mundo más educado, en personas más respetuosas con las otras personas y con la madre tierra. Creo en el comercio que no destroza ni desertiza. Creo en la contención, en recordar que no es posible tenerlo todo. Creo en el control de lo que es posible tener o no y en una justicia eficaz. Creo en la sanidad gratuita y de calidad. Y en la inteligencia del ser humano, que sabrá regresar de la estupidez del cd, del mp3 y del showbusiness para un día escuchar de nuevo música de calidad.


En su discurso final antes de la votación, Obama dijo que nada de lo que él quería hacer por el cambio sería posible sin la ayuda de todos. Se refería a todos los americanos, pero yo me sentí incluida, porque creo en las cosas que dijo y porque parece lógico que la nación que pueda determinar el gran cambio sea el país hecho de todas las naciones. Un país que funciona por “acción-reacción” y no por “fracaso-crítica”.


Es muy fácil criticar y despreciar.


Tan fácil como ir y volver al trabajo en transporte público, cuando podrías tardar la mitad en coche particular. Y cada día, ida y vuelta, desde la ventana de uno u otro convoy, se observa el colapso de chatarra provocado por los individuos que han escogido asesinar a nuestro planeta.


Lo difícil es tomarse lo del grano de arena al pie de la letra y ser consecuente. La alegría no nace solo de la caña de cerveza, sino de los árboles, el agua, la comida, los pájaros de la mañana, las colinas, los arrecifes, el océano, los deltas, las tierras fértiles volcánicas, la nieve, la amistad, la creatividad.


¿Hace frío? Abrígate. ¿Hace calor? Vete al río, a la playa, bebe agua.


El mundo todavía es azul.


La mañana después de la fiesta mayor alternativa de la UAB llegué al Campus y sentí una gran violencia. La violenta impotencia de no poder encerrar a las personas que con su acción degradan el entorno. Bolsas de basura, botellas rotas, tetrabriks, vómitos, vasos de plástico, árboles rotos… La basura es putrefacta siempre, pero cuando vi sus efectos más bestiales en un San Fermín, nunca creí que aquel horror pudiera ser superado. Y por gente tan joven...


Ahora sé que el futuro puede ser esto.


Yo nunca dejo atrás nada. Si acaso, el agujero donde estuve.


Quizás todo el mundo debería pasar la niñez con los scouts. Y hacer la promesa.


1- El Scout cifra su honor en ser digno de confianza.
2- El Scout es leal.
3- El Scout es útil y servicial.
4- El Scout es amigo de todos y hermano de los demás scouts.
5- El Scout es cortés y educado.
6- El Scout ama y respeta la naturaleza.
7- El Scout es responsable y no deja nada a medias.
8- El Scout es animoso ante peligros y dificultades.
9- El Scout es austero y respeta el bien ajeno.
10- El Scout es limpio y sano, puro en sus pensamientos, palabras y acciones.



Sunday, November 01, 2009

Ni boniatos ni castañas

Una comitiva llamó ayer a la puerta con un grito inconfundible de Halloween.


─Pensaba que esto sólo pasaba en América ─les dije cabizbaja.


No tenía monstruos saliendo de las paredes ni caramelos ni iba disfrazada de bruja, buena o mala.


─Es una bruja buena ─dijo una de las niñas.

─No ─dijo otra─, es una bruja mala.


Vale, no me hacía falta disfrazarme, pero seguía sin caramelos.


─No tengo nada.

─¿Nada, nada?

─Nada.

─ ¿Ni un chicle?

─¿Ni patatas?

─¿Chocolate?

─¿Castañas?


Suspiré desanimada, eran veinte rostros expectantes. Quienes hayáis pasado por un Halloween sin nada que ofrecer a los niños y niñas que disfrazados, con ilusión y alegría, vienen a arrancarte de tu triste y gris tarde de otoño, sabréis la tristeza de espíritu tan grande que se siente.

Me sentí que no valía nada.


─Esperad un momento… Voy a ver que encuentro…


Rebusqué en la cocina, en la despensa, en el bolso.


─Sólo tengo estas galletas de zanahoria y almendra. Son muy buenas y muy sanas ─Anuncié sin alborozo.


Lo que hubiera querido tener son boniatos y castañas.


─Dame ─dijo una niña en la fila de atrás─. Yo me las comeré.


Y todos en coro me dieron las gracias y se fueron corriendo hacia la siguiente puerta.


Luego recordé que tenía chupa-chups y salí al balcón. Pero la noche ya se los había zampado.