Tuesday, July 31, 2007

Working class hero


Sofía era una hormiga atómica que llegaba a trabajar patinando, desde la ciudad: casi cincuenta kilómetros lejos. Un día decidió que los hombres sólo acompañan en los pequeños momentos y decidió arriesgarse a la vida de amantes, visto que una pareja fija no daba mucha seguridad (más bien desequilibrio) y que lo que sí que daba era mucho trabajo.

Un día se miró al espejo y tenía casi sesenta años. Se apuntó a sacarse una carrera universitaria y se enamoró. Una vez más. Presentada la oportunidad de prejubilarse, se vistió de superestrella, se calzó tacones altos y montó una fiesta. Dijo a todos: lo más importante es que desde el primer día me organice bien los horarios, quiero hacer muchas cosas y me puede atrapar la desidia. Está demostrado que cuanto más tiempo se tiene, más se pierde.

Dos semanas después me llamó, tenía un espacio en su agenda el jueves a las siete y media. A menos que quisiera ir a cenar con su amigo Rodolfo (un crack del patinaje artístico) y su hija Magali (un fenómeno lingüístico, no puede poner dos palabras juntas en el mismo idioma; mezcla cinco).

Le dije que me apuntaba a la cena, porque dudosamente llegaría a tiempo a las siete y media.
A las diez le envié un patético mensaje.
Creo que con más tiempo, podría hacer más cosas.

Por cierto, para quien no la hayáis oído, Green Day hizo una versión magnífica del “Working Class Hero” de Lennon. Sé que la letra se consigue fácil, pero no puedo evitar ponerla aquí; con mi propia traducción, porque soy así de chula. No es fantástica, pero me vi obligada, no había en Google nada bueno.

As soon as you are born they make you feel small,
By giving you no time instead of it all,
Till the pain is so big you feel nothing at all,
A working class hero is something to be,
A working class hero is something to be.
They hurt you at home and they hit you at school,
They hate you if you're clever and they despise a fool,
Till you're so fucking crazy you can't follow their rules,
A working class hero is something to be,
A working class hero is something to be.
When they've tortured and scared you for twenty odd years,
Then they expect you to pick a career,
When you can't really function you're so full of fear,
A working class hero is something to be,
A working class hero is something to be.
Keep you doped with religion and sex and TV,
And you think you're so clever and classless and free,
But you're still fucking peasents as far as I can see,
A working class hero is something to be,
A working class hero is something to be.
There's room at the top they are telling you still,
But first you must learn how to smile as you kill,
If you want to be like the folks on the hill,
A working class hero is something to be.
A working class hero is something to be.
If you want to be a hero well just follow me,
If you want to be a hero well just follow me.

Nada más nacer te hacen sentir que no eres nadie
Quitándote todo el tiempo, en vez de dártelo.
Hasta que el dolor es tan grande que llegas a no sentir.
Un héroe de clase obrera, eso sí sería algo.

Te lastiman en casa y te golpean en la escuela.
Te odian si eres listo pero desprecian a los tontos.
Hasta que te has vuelto tan loco que no puedes seguir sus normas.
Un héroe de clase obrera, eso sí sería algo.

Cuando te han torturado y asustado durante unos veinte años,
Esperan que te decidas por una profesión,
Y tienes tanto miedo que no puedes ni pensar.
Un héroe de clase obrera, eso sí sería algo.

Te mantienes drogado con la religión, el sexo y la TV,
Y te crees tan listo, sin definición, libre.
Pero aún eres un simple campesino, por lo que puedo ver.
Un héroe de clase obrera, eso sí sería algo.

Aún queda sitio en la cima, dicen,
Pero primero debes aprender a matar y sonreír a la vez,
Si quieres ser como los tipos que triunfan.
Un héroe de clase obrera, eso sí sería algo.

Si quieres ser un héroe, bien, sígueme.

Friday, July 27, 2007

Recursos

¿Os habéis fijado en este insoportable recurso usado en ciertas canciones que consiste en la repetición insistente y rápida de una consonante sorda? Me pregunto qué sentido estético tiene. La canción se detiene en ese punto álgido en el que alguien ha decidido que se concentrarán la emoción, el ritmo y la atención y entonces dispara.

En los temas latinos suele ser la “t”: tttttttt ttttt tt que precede a un obvio “tú” y luego “te fuiste”, “me dejaste”, “duermes con mi mejor amigo”, etcétera. En los temas anglosajones encontramos la /k/: kkkkkkk kkkkk kkk que suele introducir a “crazy”, por lo general “for you” o a “come”, con su complemento básico “back”.

Y es que además los genios de la música popular escriben letras para que todo el mundo adivine cual será la próxima palabra. De ese modo se construyen las canciones que no vamos a poder dejar de cantar, a pesar de detestarlas.

Estaba en mi esquina habitual del bar, esperando a que llamara Eire, y he sido testigo de la ineficacia de un hombre para aparcar. No era un coche grande y tenía espacio de sobras (aunque es cierto que la calle es estrecha). Diez minutos lo ha intentado el infeliz. Agotados sus recursos, ha huido del hueco maldito. De inmediato ha llegado una chica con un enorme 4x4 y lo ha insertado a la primera. Para que luego digan que no sabemos conducir ni aparcar. En mi caso, por eso, sería cierto.

La manera más efectiva y justa de gestionar el agua sería mediante la desalinización del mar, a la misma velocidad que los océanos van a crecer. Debemos bebernos el agua que sobrará, en lugar de agotar la que ya se acaba.

Wednesday, July 25, 2007

Apagón

En los balcones tintineaban hadas de color ámbar y por las calles los niños jugaban a policías y ladrones con linternas de gélida luz. Encontré a un muchacho desnudo, de piel oscura y cabellos suaves, en la balaustrada. Alargué la mano hacia su silueta y me quedé desnuda yo. El muchacho era un lobezno y en el túnel de la noche, conocí sus ojos. Quise tenerle dentro y darle mi amor.

Saturday, July 21, 2007

Bicing

La calle es ácida. Sus pulmones catapultan nueces mórbidas. Una colilla se arrastra encendida. Los hombres me disgustan. Las mujeres me avergüenzan. Es ese día del mes en que la humanidad me repugna, con todas sus razas y colores, modas y olores, lenguajes y peculiaridades. He caminado todo el día, con la ilusión de estrenar mi tarjeta bicing. No hubo suerte. Sólo una vez encontré una bicicleta, pero tenía la rueda pinchada. La tarde me sorprendió fría y barroca en el Parque de la Estación del Norte. Tenía rumbo, pero mi cuerpo seguía su propio ritmo. Creciendo de agua, sin substancia dentro. Por fin llego a casa, todas las visitas terminadas. Y hay silencio, extrañamente, en los balcones abiertos.

Tuesday, July 17, 2007

Piedra número diecinueve: “ego”

Rosendo hechó el humo de sus pulmones al gato y el bicho se quedó quieto, con los ojos cerrados, aleteando pequeñamente su diminuto hocico. A contraluz, el humo dibujaba las formas habituales, infladas y redondas. Gina Lis comenzaba a arrepentirse de haber aceptado entrar en el taxi con él. Toda persona en el mundo la aburría, pero siempre volvía a caer en el error de la esperanza.

Para ganar un tiempo que de todos modos era muerto, se fue al baño y con unas pinzas que siempre llevaba en el bolsillo, se repasó las cejas. Al regresar a la sala, nada había cambiado, aunque parecía que entrara un poco más de brisa.

“Tengo calor”, dijo, “y hambre. Dijiste que me invitabas a cenar”.

“Sí, sí… Ahora cocinaré, pero un poco de relax ¿no? Contarnos los viejos tiempos, acabar este porrito”.

Gina apartó el gesto de ofrecimiento con la mano. Ya hacía años que lo había dejado. El alcohol no, el alcohol era diferente, podía controlarlo. No es que pudiera detener el tren de la euforia y dejar de beber a tiempo (por lo general el consumo terminaba cuando caía dormida en algún lugar), pero podía controlar su mente en el proceso.

“Es el ego”, anunció Rosendo, “no es individualidad, ni falta de tiempo ni egoísmo. Es el ego en sí. Por naturaleza, necesitamos creer en algo, y como todo ha fracasado, sólo nos queda nuestro propio ego. Para no caer en el pozo del sinsentido, tenemos que alimentarlo. Y eso ya depende de cada uno: invadir Iraq, componer una sinfonía, someterse a cirugía estética…”

Gina intentaba dejar de fumar, pero se lanzó sin remordimientos a la tentación.

Rosendo continuó: “necesitamos que nos quieran, y si no nos quieren, necesitamos querernos a nosotros mismos y lo hacemos en solitario, porque hemos perdido las vías de comunicación tradicionales y además…”

“Perdona”, interrumpió Gina, “¿Con ese “nosotros” a quién te refieres?”

“A la raza humana”, respondió Rosendo con cierta indignación vehemente.

“Mira. No he venido aquí a filosofar, eso lo hacía cuando tenía catorce años. Si quieres hablamos de ti y no de la raza humana, pero mientras comemos, que yo he venido a cenar y a ver si tu polla es aún como la recuerdo. ¿Te apuntas o no?”

“Sí que pisas fuerte…”

Gina guardó silencio unos instantes. Al ver que no había más respuesta dijo: “voy a llamar a un taxi. Mientras esperamos, me gustarían unas olivicas, si tienes…”


Monday, July 16, 2007

Albahaca

No puedo evitar sentir lo que siento. Si callar significa ahorrar dolor a los demás… ¿Y no causaría dolor muda, con todos estos nudos, estos agravios, estos miedos? ¿Sería tal vez capaz de armarme hasta los dientes e ir a un concierto de Alejandro Sanz a disparar balas de fogueo? Podría incluso esperar al alcalde a la salida del ayuntamiento y golpearle la cabeza con un buen chorro de agua. Podría acabarme la vida, cuando no hago nada de provecho. Podría odiar… Pero no puedo evitar sentir lo que siento. Te lo explico porque te quiero. Si mis palabras duelen, no son más que la melodía de la muerte. Que no estemos de acuerdo me entristece, pero hay más de un camino. Estar triste es mejor que estar enfadada. Abrázame, dejemos a un lado esta conversación. El futuro no es para nosotros, no sabemos donde está. Sólo quería decirte lo que espero. Disculpa si te revolví el estómago. Cómo si no hubieras tenido bastante con la albahaca.


Friday, July 13, 2007

La abuela

La abuela mira indiscreta pero sin ver (se quitó las gafas) a las persianas echadas: “soy el tema de conversación del barrio”, dice, “desde que tu abuelo murió, todo el mundo sabe cuando entro y salgo y el color de mi blusa”.

Por eso no levanta las persianas, ni siquiera cuando la tarde avanza y las nubes de este julio tormentoso sin lluvia ahogan la estancia en penumbra. Dice que la vecina de enfrente está apostada en la ventana y que seguro debe escuchar sus conversaciones telefónicas.

Viste una bata de flores que me traslada a mi niñez, a flan recién hecho, a melón fresco. “Esta bata me recuerda a los viejos tiempos”, le digo. “Viejos no”, dice ella, “Esos eran los tiempos jóvenes, ahora son los viejos”. La abuela parece haber comprendido que ya ha dejado de hacerse mayor y es simplemente vieja. Me parece que debe ser lo más difícil del mundo, a su edad, volver a comenzar, después de una vida de machismo que combatió como una fiera. Parece cansada, pero no pierde su irónico sentido del humor. Me hace reír.

Quisiera tener más tiempo para ella. Podría ahora mismo estar con ella, en lugar de escribiendo esto.

Wednesday, July 11, 2007

Genes

Mi mundo creció el día en que vi a Mindi. Corrí a saludarla con alegría, sin pensar, sin recordar. ¡Era Mindi y quería abrazarla! Mindi me reconoció al instante y nos encontramos en histeria, sin pensar que quizás no hacía años, si no sólo meses, que no nos habíamos visto. Nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza y comenzó el descargue de novedades y preguntas. Pronto nos dimos cuenta de que algo fallaba. “¿No eres Mindi?” pregunté. “¿No eres Isabella?” preguntó ella. El mundo de los genes es amplio. Durante el rato que duró nuestra bebida hablamos con efusividad de aquella otra persona que pensábamos que la otra era. Luego nos despedimos con cariño, pero bastante extrañamente.

Monday, July 09, 2007

Last days de Gus Van Sant

Lorca y yo salimos desorientados del cine. “Por eso no me gusta ir a ver películas de día”, dice, “al salir todo es demasiado concreto”.

Obstinados desde el estreno a pesar de las voces que nos previnieron, no hemos podido resistir la curiosidad. Quizás no fuera la película adecuada para romper nuestra distancia del séptimo arte, como tampoco lo fue Spiderman, aunque sí Shortbus.

Había leído muchas críticas, antes de entrar en la sala; ninguna se ha acercado a lo que pienso.

La filmación ha calibrado posibilidades: sonidos, texturas, exposición prolongada de escenas emocionalmente incómodas. El plano estático de la ventana dentro de la cual Blake improvisa la creación de un tema es de una violencia artística real y dolorosa. Su continuo caer y golpear el suelo buscando desaparecer resulta inquietante. Las dos dobles narraciones son de extraordinaria belleza y precisa composición. El bosque, el río, la casa y la cabaña son tan personaje como los humanos; tan personaje como la música. En mi opinión, sólo un gran cineasta podría haber conseguido este efecto.

El detective privado comenta al tomar en su mano una droga que aguardaba en la cómoda: “primero cristaliza, luego implosiona”.

Siento la cristalización/temo la implosión.

No la recomiendo a aquellos que tengan seres queridos que hayan perdido el apego a la vida, ni a aquellos que hayan perdido el algo que nos mantiene fieles a este mundo de plástico. Mucho menos a los que necesiten de una película acción, romance o intriga. A lo más, habitan en la sórdida transparencia ciertos momentos cómicos. No se trata de un producto comercial; sólo podemos aproximarnos como a ciertos cuadros, ciertas sinfonías, cierta literatura.

En todo caso, la experiencia es demasiado personal como para opinar. Escribir una crítica sobre una película cuya intención es exponer la desintegración del ser antes de la muerte, sería desleal. Hay poemas que no comprendemos, pero aún nos invade la belleza de su matemática.

Sunday, July 08, 2007

Electricidad

Un viernes me permití el lujo de comer en un restaurante, sola. Había conseguido salir pronto de la oficina, no había quedado con nadie hasta las ocho de la tarde y no llevaba fiambrera ni quería comer en la cafetería del trabajo. Cogí el tren y llegué a la ciudad. Comenzaba la primera parte de mis vacaciones; en teoría, porque tenía asuntos pendientes que iba a tener que solucionar durante el fin de semana. No sentía euforia alguna, si acaso un poco de cabreo con mi cuerpo porque la regla ya tenía que haberme bajado y seguro que ahora se esperaba al lunes, que iba a viajar, sólo por joder.

Decidí premiarme y entré en un restaurante donde comí bien una vez con mis amigas. Pedí ensalada de beicon y piña con palmito de primero, muslo de pavo a la salsa de coco, de segundo, y una copa de vino. En cuanto saqué mi libreta para no parecer tan sola entre grupos de amigos y parejas, se fue la luz.

Ese viernes parece ahora lejano. Las vacaciones me recuerdan que la rutina existe sólo si la dejo entrar.