De joven, agobiada en la vida de siempre, lo dejé todo y me fui en tren a ver Europa, esa Europa que soñábamos, esa Europa cuyo muro acababa de caer, esa Europa que muchos pensábamos que iba a traer paz, justicia y soluciones a un mundo dividido, un mundo herido, donde refugiados, desposeídos, mujeres y niñas indefensas, viven en catástrofe permanente, dolor, hambre, tortura, violación, muerte mordaz.
Atacar a los que luchan para que el horror pueda terminar un día, a los que creen que es posible un mundo más humano, más sostenible, es una rutina a la que estamos tan acostumbrados, que nos parece normal, incluso justificado, pues nos han convencido de que el horror no nos concierne.
Pensar que el horror no nos concierne nos convierte en genocidas. Quien sabotea la lucha contra el horror es un genocida.
Admiro a Ada Colau. She's my hero.
Hoy he estado en Bruselas en un grupo de trabajo junto a representantes de Atenas, Berlín, Amsterdam, París y Leipzig.
Las ciudades somos el territorio que finalmente acoge a las personas, y es imprescindible que se nos tenga en cuenta tanto para diseñar las políticas de acogida como para gestionar los fondos necesarios. Es esperanzador que en Bruselas la idea de la cooperación #CityToCity (ayuda directa de ciudad a ciudad) haya despertado tanto interés. Amsterdam y otras ciudades han expresado la voluntad de hacer acuerdos similares a los que Barcelona ha impulsado con Atenas, Lesbos y Lampedusa, tanto para reubicar personas solicitantes de asilo como para compartir recursos y buenas prácticas. Por eso me resulta incompresible que el Gobierno español siga obstinado en oponerse a nuestro ofrecimiento de ayuda. En Bruselas también se comenta la falta de voluntad política y la opacidad de España a la hora de gestionar los fondos de ayuda para la inmigración y la acogida.
Para que Europa tenga futuro, tiene que ser una comunidad en la que todos cooperemos: estados, administraciones regionales, locales, ciudadanía y entidades. Ese es el gran reto que tenemos por delante. Podemos afrontarlo con valentía y ver en la crisis una oportunidad de fortalecer Europa desde abajo, o podemos aferrarnos a falsas soluciones que ponen en peligro los valores de convivencia y derechos humanos por los que la Unión Europea se fundó tras la 2aGuerra Mundial para decir nunca más a la deshumanización.
Posted by Ada Colau Ballano on dimarts, 5 / abril / 2016