El miércoles 13 de julio del 2033, a.t.t., llovió, en medio de un verano infernal. El único caracol vivo decidió que era arriesgado aventurarse al exterior. Tampoco ya quedaban abuelos que llevaran los niños al monte. Ya no había montes.
A las diez de la mañana volvió el sol, la temperatura subió y todo el mundo corrió a encerrarse en sus casas, coches y oficinas. En las calles, solo el rum-rum de los aires acondicionados. A las cuatro de la tarde el sistema eléctrico falló en ciudades enteras. Se dice que ese fue el origen del gran éxodo, que llevó a millones de gentes a escalar los picos más altos, donde, los que sobrevivieron al viaje, acabaron devorándose los unos a los otros. Pero como esto sucedió antes de la Transmisión Telepática, no hay modo de poder demostrar nada, pues todas las pruebas que han perdurado son interpretativas.
Antes de la Transmisión Telepática !!! La gran revolución que le espera a la humanidad. Pero primero la extinción por el cambio climático. ¿Nos convertiremos en caracoles? Genial el post.
ReplyDeleteGracias, es el principio de una novelilla de las que comienzo en plan ciencia ficción pero que luego, bueno, luego me acabo perdiendo... Ja ja ja.
DeleteEstá muy bien, querida: una distopía que podría hacerse realidad, ojalá fuéramos tan previsores como tu caracol.
ReplyDeleteGracias. ¿Es una distopía necesaria para llegar a una utopía? Mis utopías literarias siempre son fruto de un desastre pasado. Es una lástima que los gobiernos no presten más atención a la ficción. Tanta cosas podrían evitarse...
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