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S.B. cerró todas las ventanas pero la televisión tenía el volumen tan alto que ahora vibraba en paredes y suelos, de modo que abrió las ventanas de nuevo y puso música. Jack llamó y S.B. le dijo que estaría un rato más trabajando en las memorias de su tía, pero era mentira, en verdad estaba trabajando en un poema imposible que no tiene palabras escritas, que no tiene palabras de ningún tipo, la verdad, y que comenzó en cuanto se sirvió una copa de vino. Las memorias de su tía la hunden hoy, no hacen más que recordarle el mundo tan consentido y abominablemente ostentoso que entre todos construimos. No los que llegan en pateras, claro. Aunque es un hecho demostrado que cuando un pobre consigue algo de dinero su primer afán es el de ostentar más que el rico. Pero el mundo de la Guerra Civil le quita la energía, las ganas, la ilusión. Se da cuenta de que el equilibrio social se sostiene de un hilo y de lo poco que importa si el universo se está expandiendo o encogiendo y quién o qué hay realmente detrás de todo ello. La incertidumbre no construye vidas. La incertidumbre las destruye, mucho más rápido que el efecto invernadero. El dinero construye vidas. El dinero y las leyes, la amistad, el fútbol, la música, el arte, los estatutos, el sexo, el amor, la familia (de todo tipo y color), la electricidad (nuclear o no), los bosques, la lluvia (a ver si por fin llega), el sol y el fin de las guerras.
Sip... el fútbol siempre formará parte de nosotrxs.. especialmente hoy.... Buen blog, y buenas letras
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