Qui no plora, no mama
Entre la gente importante existe la viciosa tendencia a quedar bien con los también importantes. Por eso los que no somos nadie sólo de vez en cuando recibimos la atención que nos merecemos. Hay que gritar, queridas y queridos, que el mundo no lo arreglan las buenas intenciones de los políticos. Ya se sabe que al dentista no vamos hasta que nos duele una muela.
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