Estoy en onda muy básica, proceso lo más simple y lo demás, se me escapa. Las largas explicaciones me sobran. Es mi modo “ama de casa”. El verbo y ya. Pero sigo teniendo un oído caprichoso y hay expresiones que me cargan, y me cargan, y no se van. Las odio. De repente, vienen a usarse para todo, ellas y nada más, por más que existan otras: “en otro orden de cosas”(vaya, ¿parece que por fin comenzamos a hablar inglés?), “para muestra, un botón” (¡buaaargh!), “malo no, lo siguiente” (¡buaaaaaaaaargh!).
Una
piensa que es provisional y esporádico, pero no, desde la primera
vez que molesta, va creciendo exponencialmente al nivel de molestia,
en periódicos, radio, calle, supermercado, hasta llenarlo todo,
¡TODO!
Qué
trivial ¿verdad? Pues para mí es uno de los motivos por los que las
cosas no funcionan. O puede que sea más bien síntoma. No sé,
diagnosticar no es lo mío, pero yo diría que nos quedamos
enganchados. Enganchados en las aceras como chicles usados y sucios.