Echo de menos la mesa rota en tu porche. Los gritos sexuales de los animales al caer la tarde. El ingenuo convencimiento de poder cambiar el mundo. Dos botellas de vino y fluidez sobre política y libros. Éramos invencibles, en el eterno verano cromático de Panamá. Aunque tu marido fuera un gilipollas y el mío un cretino.
Doce años después, tú
lideras una ONG que ayuda a los refugiados y yo soy una simple ama de
casa, quién nos los iba a decir. Nos deshicimos de los abusadores,
eso sí. Jamás podría haberlo hecho sin ti.
Nota: no tenía ni idea de los papeles de Panamá, de los que supe hoy, domingo 3 de abril
Nota: no tenía ni idea de los papeles de Panamá, de los que supe hoy, domingo 3 de abril
Das pinceladas tan sutiles, etéreas, que sólo Maggie (y quizás algún/a otro/a) puede aprovechar el denso contenido que se adivina tras ellas. Aún así, bastan para intuir que sí, que debía ser admirable. ¿Panamá?
ReplyDeleteGracias por comentar. Panamá... Bueno, por decir un lugar ;-)
Deletecreo ver en tu clara "descripción" dos mujeres muy valientes.
ReplyDeleteBueno, la valentía viene ante el peligro. Todos la tenemos. Un abrazo y gracias por el comentario.
DeleteLinda foto, de la vida... Esas son las cosas que hay que valorar. (Y pensar que hay gente que valora su cuenta bancaria. Tontos :p)
ReplyDeleteY no todo es lo que parece, siempre el destino de los otros nos resulta más brillante, pero es sólo porque lo vemos desde afuera: Doce años después, ella trabaja en una simple ONG, y tú lideras una casa...
Beso!
ja ja, es cierto, una casa llena de gente además ;-p
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