Wednesday, December 21, 2016

Surfer rosa

¿Estábamos locos o qué? La familia iba a castigarnos despiadadamente por aquella osadía. Ya hacía dos años que intentábamos la escapada pero intentar pactar, postergar o simplemente omitir una Navidad era inútil, no nos traía más que malestar y caras largas durante todo el año, a pesar de habernos quedado. Ya el solo hecho de desear marchar era un sacrilegio, y no contaba para nada que al final renunciáramos a nuestro sueño para satisfacer a los demás. Nos mortificaban lo mismo.
En las cuatro familias por igual.
Esta vez avisamos de nuestra partida cuando el coche estaba en la puerta la misma tarde de Nochebuena.
El coche era de Tristán, que pasó a buscarme después de Julio y antes que a Ester, en el intrépido valle obrero contaminado, cruzado y gris donde vivíamos.
Éramos mejores amigos y nos íbamos a la luz, a Cádiz, porque Ester se había enamorado de su profesor de guitarra, que se había trastornado de melancolía en Barcelona y que por eso se había vuelto a su ciudad. Yo estaba enamorada de Tristán y Tristán de Ester. Julio también estaba enamorado de Ester. Ester era guapa, pelirroja y tocaba la guitarra.
Emprendimos el viaje hacia el sur a pesar de que Ester estaba con la pierna escayolada y Julio con fiebre, por las amígdalas, que normalmente le daba en verano, pero mira.
Salimos del agujero por encima del cual pasaban tres autopistas pero a las que había que acceder tras un gran intríngulis de puentes sobre ríos, bajo vías de tren, sobre carreteras, bordeando un colegio, un campo de fútbol y finalmente una macrodiscoteca. Eso fue antes de que se llevaran todas las discotecas a polígonos industriales. Y antes de la marihuana y el pastilleo. Cuando bebíamos cerveza, calimocho y fumábamos costo del que hacía reír a muerte.
Pinchamos rueda a la altura de Tortosa, al lado de casa, como quien dice, y Tristán no llevaba recambio. Pagar por un remolque era algo que nos iba a salir caro y pondría en peligro nuestra aventura, así que a Ester se lo ocurrió que quizás un amigo hippie de su padre que vivía en una cabaña en el Delta de l'Ebre nos podría ayudar. Llamó a su padre, pidió el teléfono, el amigo no estaba en casa, pero contestó uno de los otros dos con los que vivía, que se ofreció a venir a buscarnos con su land rover.
Eran las diez de Nochebuena, estábamos tirados en una gasolinera fuera de servicio junto a un teléfono público sin cabina y hacía un frío industrial. Nos metimos dentro del coche, pusimos los Pixies a tope y nos fumamos un porro.


Monday, December 19, 2016

El teatro vacío del socialismo


El socialismo es un error y aún más en las relaciones. Aunque sea humano, sobre todo en las dinámicas de grupo (familia, amigos), dispensar el mismo trato a todos. De este modo no hay que cribar, que siempre es algo tan desagradable.

No deja de ser un acto de cobardía que, a la larga, comporta soledad. A veces, por no provocar una escena, te encuentras el teatro vacío.

Thursday, December 15, 2016

#hashtag




Cuando era joven (me troncho, es la primera vez que uso la expresión, hasta ahora usaba “cuando era más joven”), huí de las etiquetas. Empollona, cuando sacaba buenas notas, napias, cuando me creció la nariz, puta, cuando me pegué el lote con aquel y el otro... De modo que en cuanto pude me fui del barrio, me hice la cirugía, me casé y tuve una hija. “La madre de” es lo más anónimo que se puede ser. “La madre de” no cuenta como etiqueta.

Hoy ya nadie me puede etiquetar sin mi permiso.

Y confieso que me inquietan los hashtags.

Tuesday, December 06, 2016

Limpiar es una amargura

Y la Navidad comenzó su ruedo, inexorablemente. Estas son mis conclusiones de un fin de semana largo de intensa celebración:

1. El color que uso para el pelo se ve más oscuro, no me favorece, era mejor antes, este me hace parecer gitana (a mí eso ya me parece bien, pero...)

2. Bertolucci podría haber, pero parece que se desmiente, sodomizado a Schneider, sin el consentimiento de ella, a través de Marlon Brando en “el Tango”. No sé, muchas lagunas veo yo en la historia. Y no es una buena cosa.


3. Mi suegro me advirtió anoche, durante “la última charla” de que sigue este blog, cosa que no recordaba. Tendré que andarme con cuidado, dada la facilidad con que se producen malentendidos entre nosotros.

4. Que se juegue un Barça-Madrid no vacía el centro un sábado por la tarde, pero sí que encontramos mesa en el Kasparo.

5. Limpiar, sin la música a tope, es una amargura, no lo supe hasta que ya estaba acabando y entonces internet no me funcionó. Me prometo que la próxima vez me aseguro la jugada y pongo el Rattle and Hum, para cantar a pleno pulmón (apuntar en la lista: encontrar el Rattle&Hum, y también, comprar pañales, plátanos y cereales).

6. Tengo que hacer listas para todo. Para todo. Porque cuando todo se acelera y comienzan a pasar cosas, va y se me olvida llamar a mi hermano y hermana para recordarles que el 5 comemos en La Cabaña. Así que no estaban.

pd. Limpiar es una amargura, anyway