Todos los baños deberían
ser públicos. ¿O acaso no son agujeros hacia los túneles de la
mierda común? Y deberían ser limpiados y revisados por técnicos
públicos. Así los bares no tendrían excusa para ofrecerlos “solo
a los clientes” y los pescadores no encontrarían en sus redes los
objetos que las depuradoras no han sabido cómo depurar.
Y multar, sí, y recaudar.
¡Necesitamos una Guardia Cívica ya! Que controle los pipies y cacas
de los perros en las zonas humanas. Que controle la gente que tira
las colillas al suelo, a la arena, por el balcón y la gente que
vacía el cenicero del coche en medio del bosque. Que ya que tanto
molesta la música de una fiesta que te mandan a la policía, vigilen
también que las obras públicas y privadas respetan los horarios y
el nivel de decibelios (que resulta que hay silenciadores para las
máquinas, oigan). Y a las fábricas, los viejos monstruos, ¡mano
dura! ¿Cómo vamos a deslomarnos reciclando a pie de la mayor
contaminadora de la comarca?
Una mujer puso a su hijo a
mear en la puerta del Liceo. Le llamé la atención. Me dijo que era
el sitio más íntimo y resguardado que había podido encontrar.
Recuerdo que cuando estaba
embarazada y tenía ganas, iba por la calle oteando quién iba a
entrar en su casa y entonces les pedía que me dejaran subir. Siempre
me dejaban.
buena solución. Guardia Cívica. una pena. siempre nos han de controlar.
ReplyDeleteGuardia Cívica ya!
saludos
Bueno, pues sí, pero hay controles que no son malos ¿no? Una va al médico para controlar la salud. Pues la sociedad también tiene una salud que controlar, bastante enferma, por cierto, con todo lo que (no) está saliendo de los casos de pederastia en Benicarló.
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