Saturday, August 26, 2017
Cibernéticos (2 - Alcachofas)
Sonó la alarma de cierre
de puertas y Sarah saltó al tren. ¿Quizás Adrian ya estuviera
dentro? Podría haberle pasado por delante y no reconocerlo. O podría
subirse en otra estación, más adelante... El vagón se apretaba de
gente que acudía a la manifestación contra el terrorismo y por la
paz. Las conversaciones eran bastante unánimes respecto a la
tolerancia y en contra de las dobles morales. En especial la del
estado que vendía armas a países potenciales de transferirlas a
grupos extremistas. Todo el mundo quería llegar pronto para
manifestarse antes de que lo hiciera el rey, principal sospechoso del
comercio letal. A medida que avanzaban por los campos de alcachofas y
el aeropuerto quedaba atrás, el paisaje se estrechaba y
entraban en los suburbios y, después, en los túneles.
La congoja se apoderaba de Sarah. Se sentía mareada, desorientada. A sus ojos todo eran pandillas, grupos de amigos, que charlaban entre ellos de cosas que ella no podía comprender. Era una desarraigada, una rechazada y el bando había sido su grupo. Pero ahora hacía tiempo, mucho tiempo, que no encontraba con quién compartir absolutamente nada.
La congoja se apoderaba de Sarah. Se sentía mareada, desorientada. A sus ojos todo eran pandillas, grupos de amigos, que charlaban entre ellos de cosas que ella no podía comprender. Era una desarraigada, una rechazada y el bando había sido su grupo. Pero ahora hacía tiempo, mucho tiempo, que no encontraba con quién compartir absolutamente nada.
Tuesday, August 22, 2017
Cibernéticos (1 - Adrian)
Sarah esperaba. El tren ya
había encendido el motor, pero aún no había cerrado las puertas.
En el andén, de pie, la mochila colgada y la vista clavada en las
barreras de entrada, sentía como le ardía el corazón, del dolor de
los últimos acontecimientos, del pánico por el futuro, de
decepción.
La información que había
recibido podía equivocarse, o haber cambiado, pero valía la pena de
todos modos haberlo intentado. Y eso que tenía mucho que perder.
Pero no había vuelto a ver a Adrian desde los tiempos en que...
Bueno, el mundo se había complicado aún más desde el milenio.
Habían creído que por saber programar iban a poder cambiarlo. ¡Qué
ingenuidad! Te atrapan lo mismo.
Ella lo había dejado
cuando empezaron a detener a los compañeros y compañeras. Tenía
una hija y un marido. Aunque Adrian, también. Y Roger. Y Beatrix.
Pero Sarah no había soportado la presión. Ahora había decodificado
los mensajes y si era cierto que Adrian estaba a punto de subir a
este tren, tenía que hacerlo con él. No esperaba nada. No deseaba
nada. No era una aventura. Era instinto. Necesitaba abrazarle.
Decirle que le quería. Acompañarle hacia un lugar seguro.
¿Acaso se deja de amar
alguna vez?
Sunday, August 20, 2017
Watch how large Barcelona's Las Ramblas memorial grows over time
He intentado publicar algo que no tenga nada que ver con muertos. Pero no puedo.
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