Friday, February 23, 2018

Crisis de una escritora del montón


No recuerdo cuándo cambié el boli por el teclado, pero ese día abandoné el dibujo y la poesía. Antes siempre tomaba notas y hacía esbozos, sobre todo en la calle y de viaje, pero también en fiestas y reuniones. Y escribía más en el blog.

Quizás fue porque encontré a Lorca y me puse a ser feliz y a tocar la trompeta. O porque en el fondo prefería beber y charlar y bailar. O porque de pronto tuve una cámara fantástica y me volví loca haciendo fotos. Pero no, creo que fue por lo del túnel carpiano después del parto. Durante dos años cualquier movimiento dolía horrores, ¡no podía subirme los pantalones sin aullar de dolor! Y claro, todo eran cosas inaplazables: pañales, cuidados, cocina, hogar, compra y sostener a un bebé que solo quería teta o vomitaba de tanto llorar (no sé si os ha pasado), actividades todas que complicaban la lesión. Me era imposible hacer la pinza (ergo, sostener un boli). Había vuelto físicamente a la prehistoria de la humanidad.

Al final me lo curé con una terapia de frecuencias bajas. Casi mil euros del bolsillo familiar, como debe ser en una sociedad que dice preocuparse por la familia, como tantas otras mentiras. Y como no podía trabajar sin mis manos (me dio mucho apuro volver al trabajo para pedir la baja, no sé, llamadme honrada), me sentía mal siendo solo madre (¡me acusaban de anti-feminista!), de modo que me puse a escribir una novela cada vez que mi niña dormía esos veinte minutos suyos de reloj, para lo que tuve que soltar familia, música y amigos y prioricé ser madre, compañera, amante ocasional, profesional (en algún momento, volví al trabajo), hija, vecina, ama de casa y activista. Porque el mundo, por simple lógica de cómo vamos a asegurarnos la supervivencia, está claro que no va a cambiar.

Jane Fonda en Julia de Lilian Hellman, una peli de Fred Zinneman para 20th Century Fox
Hace poco recibí información de extranjis sobre el informe del original que mandé. Al parecer, escribo raro, con mucha contaminación de más de una lengua e influencias de otros dialectos del español, básicamente de Latinoamérica, de modo que, al margen de la historia, calidad y posible filón comercial, habría que revisarlo todo, convertirlo al castellano estándar y, claro, como no soy Loriga (es el ejemplo que me pusieron) ninguna editorial apostaría por el material. Quise detectar de qué carajo hablaban. Y todos los errores que en media hora me mandaron a la cama deprimida y borracha, bastaron para comprender que el sueño es imposible y el peaje, impagable.

6 comments:

  1. Anonymous2:23 PM

    "escritora del montón" nada es imposible si te lo propones. muchaaaaaa voluntad y creer que puedes pasar el peaje. -un cariño-

    ReplyDelete
    Replies
    1. jaja. Fantasía, como siempre ;-p

      Delete
  2. Anonymous2:52 PM

    I si ho provessis en catalá? perdona, peró m'ha vingut de cop. Pep

    ReplyDelete
    Replies
    1. De moment, provo en castellà del Vallès, que m'és més proper ;-)

      Delete
  3. Tengo para mí que si no tienes "contactos" (enchufes) difícilmente te van a publicar un original que envíes a una editorial. Eso de "lengua contaminada" a mí me parece una virtud. En fin, que ánimo y no te deprimas, pero emborráchate si quieres (yo es que eso ya ni puedo). No estaría mal que subieras un trozo de tu novela por aquí, a modo de señuelo (a mí, desde luego, me interesaría leerla).

    ReplyDelete
    Replies
    1. Gracias por los good vibes ;-p Voy a pensarme si me atrevo a mostrarla, sí.

      Delete