Wednesday, February 25, 2009

El bufón de la Corte de los Amnésicos


Despierta. Liquida pronto la mañana. Maquíllate. Sal a la calle. Enfréntate a los ojos que miran. Sonríe. Tu disfraz te hace inmune. Un haz de tarde guillotina al día.

Metro. Tu reflejo en el cristal. La gente se pregunta. Quizás ni tú sabes aún de qué vas.

Llegas al pueblo, las comparsas ya salen. Recorres los barrios siguiendo a la grúa. Duendes del rock, adoradores místicos, bandas de piratas, ¡La duquesa del Asland! La noche espolvorea frío, sin penetrar la luminiscencia de las carrozas. La vida es fantásticamente absurda y bella.


Tras el desfile, una desconocida pide direcciones. La respuesta es unánime: “no vas a llegar a menos que subamos contigo al coche. El aspecto no es muy de fiar, pero…”
La chica se fía. Quizás por ese instinto que nos guía hacia la gente de nuestra calaña. Quizás porque está hasta las narices de dar vueltas por Montcada.

Su destino es un bar donde encontramos antiguos amigos. Charlas, cervezas, de amor y de sexo borrachos de conversación, decidimos el próximo destino: Barcelona.

En el metro nos cruzamos con los malvados de La Naranja Mecánica, el Bufón de la Corte de los Amnésicos, las Girls Just Want to Have Fun… ¿Y vosotros quién sois? Somos insectos del amor, si te mordemos nunca volverás a sentir odio, ni envidia, ni rabia. Y así continúa nuestra travesía por la interminable aventura urbana.


El Màgic. Los otros amigos. El grupo se expande. Estamos por todas partes. Cientos de fotos borrosas sin flash. Alegría sublime. Éxtasis. Sinergia. Paz.

Cada día es Navidad dicen algunos, pero todos somos hijas e hijos de Isis, de quien nacían todos los comienzos.


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