Sunday, November 08, 2009

La alegría no nace de la caña

El desprecio sin sentido del humor es muy triste y no sirve de nada. Es algo que en teoría aprendes de manera autodidacta en la adolescencia. Pero es que yo la adolescencia, a pesar de la catalogación de idílica que recibe, la recuerdo como los años del horror, no porque mi vida fuera terrible, que no lo fue ─¿Cómo? ¡Si tenía a Claudio, a David, a Alfredo, a Montse, a Alba!─, sino porque entonces supe que el mundo era terrible y que nada de lo que yo hiciera iba a poder cambiar eso.


Al crecer te conformas, para sobrevivir. Si eres buena gente, se supone que aportas tu grano de arena. Aunque lo del grano de arena sólo funciona si los demás traen el suyo también.


No es que crea o no crea en Obama. Creo en las cosas positivas. Creo en un mundo más educado, en personas más respetuosas con las otras personas y con la madre tierra. Creo en el comercio que no destroza ni desertiza. Creo en la contención, en recordar que no es posible tenerlo todo. Creo en el control de lo que es posible tener o no y en una justicia eficaz. Creo en la sanidad gratuita y de calidad. Y en la inteligencia del ser humano, que sabrá regresar de la estupidez del cd, del mp3 y del showbusiness para un día escuchar de nuevo música de calidad.


En su discurso final antes de la votación, Obama dijo que nada de lo que él quería hacer por el cambio sería posible sin la ayuda de todos. Se refería a todos los americanos, pero yo me sentí incluida, porque creo en las cosas que dijo y porque parece lógico que la nación que pueda determinar el gran cambio sea el país hecho de todas las naciones. Un país que funciona por “acción-reacción” y no por “fracaso-crítica”.


Es muy fácil criticar y despreciar.


Tan fácil como ir y volver al trabajo en transporte público, cuando podrías tardar la mitad en coche particular. Y cada día, ida y vuelta, desde la ventana de uno u otro convoy, se observa el colapso de chatarra provocado por los individuos que han escogido asesinar a nuestro planeta.


Lo difícil es tomarse lo del grano de arena al pie de la letra y ser consecuente. La alegría no nace solo de la caña de cerveza, sino de los árboles, el agua, la comida, los pájaros de la mañana, las colinas, los arrecifes, el océano, los deltas, las tierras fértiles volcánicas, la nieve, la amistad, la creatividad.


¿Hace frío? Abrígate. ¿Hace calor? Vete al río, a la playa, bebe agua.


El mundo todavía es azul.


La mañana después de la fiesta mayor alternativa de la UAB llegué al Campus y sentí una gran violencia. La violenta impotencia de no poder encerrar a las personas que con su acción degradan el entorno. Bolsas de basura, botellas rotas, tetrabriks, vómitos, vasos de plástico, árboles rotos… La basura es putrefacta siempre, pero cuando vi sus efectos más bestiales en un San Fermín, nunca creí que aquel horror pudiera ser superado. Y por gente tan joven...


Ahora sé que el futuro puede ser esto.


Yo nunca dejo atrás nada. Si acaso, el agujero donde estuve.


Quizás todo el mundo debería pasar la niñez con los scouts. Y hacer la promesa.


1- El Scout cifra su honor en ser digno de confianza.
2- El Scout es leal.
3- El Scout es útil y servicial.
4- El Scout es amigo de todos y hermano de los demás scouts.
5- El Scout es cortés y educado.
6- El Scout ama y respeta la naturaleza.
7- El Scout es responsable y no deja nada a medias.
8- El Scout es animoso ante peligros y dificultades.
9- El Scout es austero y respeta el bien ajeno.
10- El Scout es limpio y sano, puro en sus pensamientos, palabras y acciones.



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