Los sacerdotes son muñequitos que sisean. Los altavoces están
mal ajustados y no se entiende el evangelio machista y aburrido. Dios tiene a
pocos artistas a su servicio en el oficio católico y las hermanas no aparecemos
en los libros.
¿Existe modo más cutre de despedir a un ser querido?
Siempre nos quedará Nueva Orleáns en la imaginación.
Luego te agarra del brazo la típica urraca de funeral, una
mujer lejana a la que en verdad nadie conoce mucho pero que trata con incómoda
intimidad y verborrea a todo el mundo. Rayando la alegría atroz, diría yo, exceso
de paroxetina.
Y ya están los coches negros circulando hacia el fin.
No entiendo porqué no podemos emborracharnos como
Dios manda.
Pero el caso es que hay que ir, no?
ReplyDeletePues sí... De otro modo, sería realmente triste. Si nadie fuera... Pero, como dijo un amigo, hay que planear el propio funeral, para que no sea una cagada. Él, por ejemplo, quiere que nos pillemos una turca bailando el "All right now" y luego otro colega dijo que eso lo tenía que dejar filmado, guitarra en mano, que sino luego allí, delante del cura, nadie canta ni baila; y menos en inglés :-)
ReplyDeletesiempre he querido emborracharme en memoria de un difunto.
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