Entre agaves y juncos han explotado las amapolas. Crecen en
los árboles, en las curvas, en la basura, en las rocas. Las amapolas son como
los erizos en el mar. Nunca te acuerdas de que van a estar. Y qué fantásticas
sorpresas nos depara la naturaleza, a nosotros, ineptos humanos, que inyectamos
leche al salchichón, a la mayonesa, a la tortilla, a las croquetas, platos tú
jamás hubieras infectado: ¡Al jamón! Abrase visto mayor crimen. Y de vacas que
ya no quiero ni pensarlo, de dónde vienen, con esto de las cuotas. Que si
compras lechera asturiana ¿acaso te crees que viene de Asturias? No. Que a lo
mejor viene de algún sitio más cercano a Chernobil.
Y no voy a hablar de más crímenes, que para eso ya están las
redes sociales. Nombre curioso, por cierto. Hacen que me sienta menos araña. Y
a mí me gustaba sentirme araña.
Diuen que el fil de l'aranya és, proporcionalment, el fil més fort que existeix. Ja ho diuen: actuem en xarxa, ha, ha, ha.
ReplyDeleteNo deixa de ser un fil... I no una corda :-)
ReplyDeleteLas mariposas son amapolas que echaron a volar. Un viento las echó al mundo. Me gustan estas ensoñaciones suyas, le sigo, hágame una visita, no la defraudaré.
ReplyDeleteSaludos
Manuel