Me chiflan las fiestas. Ya era bebé y me caía del cesto para estar en medio del follón, con el humo y la conversación. Si la vida fuera una fiesta, de principio a fin, sería feliz. Yo pongo de mi parte, para que cada momento sea festivo, en mi vida, a mi alrededor, en el hospital, en casa, con la familia y los amigos. Organizo fiestas, costumbre que por desgracia está cayendo en desuso. Y si tuviera el coraje, haría una fiesta también de los funerales.
La gente le concede tanta importancia a la tristeza, a la reflexión, a la melancolía...
Lo que pasa es que estar alegre requiere mucho esfuerzo y energía. Reconozco que es una huida continua del pánico a la muerte, pero es que comportarse distintamente, me parece suicida.
Fina ironía...sí, la gente rehuye la tristeza hasta por ignorancia.
ReplyDeleteMuy bueno.
las fiestas son maratones de socialización.
ReplyDeleteChicos, ¡que me gustan las fiestas de verdad! :-)
ReplyDelete¡Saludos!
Esa es la actitud.
ReplyDeleteBruja
Cierto, cierto: se le da demasiada importancia a lo triste... y qué decir del supuesto prestigio de la melancolía.
ReplyDelete¡A la mierda con la tristeza! Y como cantaba el inolvidable señor Rossi (busca la copla en internet, si te apetece): ¡VIVA LA FELICIDAD!
Me gustan tus reflexiones (porque coinciden con las mías).
Un beso.
ji ji, sí había olvidado el tema... He encontrado un "max mix" buenísimo! A bailaaaaaaaar
DeletePues nada, ¡a festejar!
ReplyDelete