Estuve en el Café de Ocata, que me llevó a Jung, quien yo creía el psicoanalista de Anaïs Nin (pero no) y vuelvo a sumergirme en toda aquella generación para caer en la cuenta, de repente, de que están todos muertos. La verdad, pensaba que por lo menos la Nin había sobrevivido. ¡Qué tontería! El tiempo es infalible, que es lo único que está demostrado que es.
Pasar por el café de Gregorio Luri es visita obligada para mí, y siempre grata. Cabrón el tiempo, tan suave como la arena de una playa.
ReplyDeleteYo vengo de una playa de guijarros ;-)
ReplyDelete