El día ha sido bastante surrealista: un viaje en ascensor con mi adorable compañera del trabajo, que hubiera podido ser entrañable, pero es que estábamos sacando montones de basura porque hoy en día todo es así, para ahorrar, haces de todo, trasladar mesas, montar el catering, servir, recoger, llevarte la basura ¡y reciclarla! ¿Qué hacemos con los platos de plástico? ¿Son envases? No. Pues a la mierda.
También me han pedido que fuera guardiana de una puerta tras la cual una mujer se sacaba leche para el bebé que el marido cuidaba con la leche que se había sacado la noche anterior (a mí la mitología de la leche, siendo intolerante y no habiendo producido aún nunca, me provoca aprensión).
Bajo los efectos eufóricos de un Frenadol, he acompañado al grupo a unas instalaciones de alta seguridad que no puedo mencionar y allí he descubierto que mañana iré a tutelar el trasvase de unas maletas de una recepción de hotel a una furgoneta. "O sea" he preguntado, "yo sólo las tengo que contar ¿no?"
Pero lo mejor ha sido al llegar al barrio, cuando he dejado pasar a una mujer lenta con su perro espitoso y me he dado cuenta de que no era un perro, sino una ¿¿¿¡¡¡OVEJA!!!???
¿Una oveja? Y para confirmar, el animal ha lanzado un "beeeeeeeeeee"!!!
El frenadol me provoca sueños estrafalarios. Y por lo que leo, a ti te provoca alucinaciones. ¡O no!
ReplyDeleteTodo ha sido real, si por realidad entendemos las cosas que nos pasan.
ReplyDeletePero me consta que, quizás por los resfriados, la semana ha sido surrealista para la gente en general.