Ayer domingo, el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), presentó en Copenhague el informe más completo de la historia sobre el futuro del planeta. En él han colaborado 800 científicos de todo el mundo y se ha basado en 30.000 publicaciones oficiales.
El veredicto, en palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, es el siguiente: “La ciencia ha hablado. No hay ambigüedad en su mensaje. Los líderes deben actuar. El tiempo no está de nuestro lado”. Hay que terminar con las energías fósiles, hay que invertir en renovables. La alternativa es la catástrofe, el desastre, el fin.
Pues esta mañana he buscado la noticia, en El Periódico, el País, La Razón, El Mundo, El New York Times, el Chicago Tribune, Le Figaro, el Herald Tribune, Der Spiegel y las noticias de la BBC.
En portada, sólo he encontrado referencia al tema en El Periódico, al final de la página, una entradita correspondiente a la sección de sociedad y en las BBC news, también a pie de página, una mención relacionada con el apartado ciencia.
Es decir, ninguno de estos grandes creadores de opinión ha considerado que fuera noticia de gran incumbencia política EL FIN DEL MUNDO, no según las profecías, sino según la comunidad científica.
En cambio, sí que destacaban temas como la eutanasia de la joven estadounidense con cáncer terminal, la victoria de Hamilton, el ébola, Iraq, la crisis del euro, el populismo de Podemos, la corrupción y el vía crucis de la consulta.
El protocolo de Kioto es una broma. Los grandes países industrializados, principales emisores, EEUU, Rusia, Japón y Canadá, no lo han suscrito, y la mayoría de los que lo respaldan, no lo cumplen, por ejemplo, España. Sin mencionar que los grandes países en desarrollo, como China, India o Brasil, siguen desarrollándose sin que nadie controle sus emisiones.
Las cumbres del clima se suceden de una ciudad a otra sin que se tome nunca ninguna decisión. Estamos peor que en 1992, cuando saltó la alarma y se convocó la cumbre de Río de Janeiro.
Sino conseguimos que nuestros gobiernos actúen YA, no tendremos planeta, por mucho que reciclemos, vayamos en bicicleta y usemos las bombillas correctas.
Todo lo demás, todo, es secundario. Y aún diría más, si aunáramos nuestros esfuerzos en salvar la Tierra, muchos de nuestros problemas como especie desaparecerían durante el proceso.