He bajado a reciclar y sentados en la acera, junto a los contenedores, dos adolescentes discutían calmadamente.
— Eres tú el que ha actuado mal. Si fuera yo, no estaría hablando contigo — ha dicho ella, con voz tranquila.
— Pero es que yo no veo por qué está mal — se ha defendido él.
Se han percatado de mi presencia, pero han continuado con reproches apocados e insípidos mientras yo intentaba hacer ruido con las botellas y los envases.
— Pues si no lo sabes tú — ha dicho ella.
— ¿Quieres que te pida perdón? — ha dicho él.
Me he alejado de ellos en cuanto he podido. Me daba vergüenza que cualquier indicio de amor pudiera producirse tan cerca de los residuos, de la peste, de las ratas.
Quizá eran jóvenes del PP y les acaban de imputar
ReplyDeleteNo creo, estos se arriman a basura que cotice más en bolsa.
ReplyDeleteEs que desde que existen tantos contenedores distintos hay más disputas.
ReplyDeleteEstoy segura que el chico tiró el papel en el amarillo y ya se empezó a liar silenciosamente parda.
Bruja
Ja ja. ¡Muy probable! Un abrazo.
ReplyDeleteprecioso y comprensivo (empatía)
ReplyDeleteCierto. En verdad, qué más da dónde. Lo importante es que el amor siga siendo. Gracias por la visita.
ReplyDelete