La
habitación olía a insecticida y salfumán. Lo primero
que hicimos fue abrir la ventana. No nos atrevíamos a dejar la bolsa
en ningún lugar. El suelo estaba pegajoso. Las colchas de la cama,
roídas, con manchas. Me acerqué a olerlas y le dije a Casey que no
pensaba dormir allí, mucho menos echar nuestro primer polvo de
casados. Casey salió por la ventana y se sentó en la escalera de
incendios a fumar. Yo necesitaba ir al lavabo, de modo
que me perdí por sórdidos pasillos de luces parpadeantes hasta
encontrar uno. El lavabo parecía decentemente limpio. Eché el cerrojo e intenté relajarme, relativizar la situación. Al
fin y al cabo, estábamos en New York, que era lo que los dos
habíamos querido.
Saturday, April 28, 2018
Thursday, April 26, 2018
Los pervertidos
(Mamá,
no te flipes al leer esto, es solo una hipótesis para defender el caso
de lo indefensas que estamos, desde la concepción; y por supuesto, nada
tiene esto que ver con los maravillosos compañeros de viaje que sois
todos los hombres, a excepción de los pervertidos).
En la vida me violaron dos veces. Una a los 9 años y otra a los 30.
Entiendo por violación una penetración (pene, dedo, lo que sea) sin petición expresa, con coacción física o moral, en cualquier agujero.
Nunca denuncié.
Entendí que, al no haber sido capaz de reaccionar al momento, había consentido y era mi culpa. Por cobarde.
Creo que antes de la primera agresión, ya había sufrido algún abuso. Y sin duda de memoria, los sufrí después.
Lo que entiendo yo por abuso: un uso de la autoridad, normalmente mediante chantaje moral, para tocamientos, sin penetración.
Abusos y violaciones conforman nuestra personalidad, nuestro criterio, nuestra capacidad, la confianza en un mundo mejor para nosotras y nuestras hijas.
Hay que reformar la ley: al margen de las evidencias igualdad/desigualdad en la situación, se necesita un marco en el que quede claro si la persona realmente quiere. También hay que reformar a toda una sociedad que da lugar a un juez que estima que, por el vídeo, a pesar de que no parezca que ella (18 años) esté disfrutando y ellos (cinco adultos fornidos que la penetran en manada) jalean, graban, humillan, se jactan, roban su ropa y su móvil al abandonarla a su suerte, no se deduce violencia, porque no hubo golpes.
El mensaje es escalofriante.
Y, desde luego, hay que reformar la ley acordemente a la anatomía: agujero=violación, no agujero=abuso. Estipulando ambos casos, obviamente, como agresión.
En la vida me violaron dos veces. Una a los 9 años y otra a los 30.
Entiendo por violación una penetración (pene, dedo, lo que sea) sin petición expresa, con coacción física o moral, en cualquier agujero.
Nunca denuncié.
Entendí que, al no haber sido capaz de reaccionar al momento, había consentido y era mi culpa. Por cobarde.
Creo que antes de la primera agresión, ya había sufrido algún abuso. Y sin duda de memoria, los sufrí después.
Lo que entiendo yo por abuso: un uso de la autoridad, normalmente mediante chantaje moral, para tocamientos, sin penetración.
Abusos y violaciones conforman nuestra personalidad, nuestro criterio, nuestra capacidad, la confianza en un mundo mejor para nosotras y nuestras hijas.
Hay que reformar la ley: al margen de las evidencias igualdad/desigualdad en la situación, se necesita un marco en el que quede claro si la persona realmente quiere. También hay que reformar a toda una sociedad que da lugar a un juez que estima que, por el vídeo, a pesar de que no parezca que ella (18 años) esté disfrutando y ellos (cinco adultos fornidos que la penetran en manada) jalean, graban, humillan, se jactan, roban su ropa y su móvil al abandonarla a su suerte, no se deduce violencia, porque no hubo golpes.
El mensaje es escalofriante.
Y, desde luego, hay que reformar la ley acordemente a la anatomía: agujero=violación, no agujero=abuso. Estipulando ambos casos, obviamente, como agresión.
¿O no es una agresión cada vez que alguien usa su superioridad para obtener algo de ti?
Ya no estamos en la edad media, ni en la dictadura, ni en la transición. Estamos en la era de los derechos humanos. Y no hace falta que nos descuarticen para acusar y procesar a los que vulneran los derechos humanos.
Saturday, April 14, 2018
Tuesday, April 03, 2018
La flor más rara
Supe
lo que sentías por mí el día en que echaste una cucaracha en
mi cerveza y me miraste desafiante, con ojos de bribón y sonrisa de
lobo. Era exótico. Más exótico que la flor más rara. Y más
acorde a tu personalidad. Guardé ese instante como un secreto. ¿Con
quién iba a compartirlo? En cuanto todos se dieron cuenta de la ocurrencia, transformaron la magia
de tu confesión en una competición de escatológicas gamberradas.
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