No es fácil decir adiós. Ni dejarse llevar por el ritmo. Ni reconocer que tal vez al otro lado también se tiene razón. Ni olvidar. Ni perdonar. Ni amar a pesar de todo…
Pero somos seres obstinados y creemos que siempre podemos hacer mejor, ser mejor.
Aunque las cosas no funcionen con la lógica lógica: “tras mi error, me retracto, aprendo, me perdonan, puedo volver a comenzar…” Siempre podemos volver a comenzar.
Los estigmas, físicos o psicológicos, los decidimos nosotros, mal que nos pese.
Ser o no ser, realmente no es algo que estrictamente dependa de nosotros.
¿Quién queremos ser? ¿Cómo queremos ser?
Esa es la cuestión.
Los paradigmas sólo existen para ser substituidos.
Pocas personas son amigas de los cambios.
Pero sin cambios…
Una vez conocí a alguien que confiaba en el futuro.
¿Creemos que somos herederos de ese futuro que no existe?
¡Pero el futuro siempre comienza hoy! Y otra vez. Y otra vez…
Per a mi futur i novetats són sinònims. La gràcia del futur és la sorpresa. Però estan tan íntimament lligats amb el present com la llavor i el fruit. Sembla que no tenen res a veure però són parents. El que passa és que es troben junts molts presents i aleshores interactuen i el futur encara és més sorprenent.
ReplyDeleteUna sorpresa és Present. Una novetat, també. El futur és la projecció del Passat a l'inrevés. Una certa manera de sentir nostàlgia d'allò que no em viscut encara. I, alhora, un desfici permanent. Com si les cançons mai no acabessin de tenir la forma desitjada...
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