El sol rojo de octubre se reclina sobre el mar de azul coral. Sólo el brillo denota que está despierto y que no decidió, nada más salir, echarse una siesta.
Nubes de cobre, índigas y rosadas, bullen de luz.
Fíjate que la luna sigue vigilando, sin querer abandonar su reinado.
Cuando coma la mandarina, pensaré en ti.
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