Hemos tragado el rollo de la bondad, la humildad y la misericordia. El secreto, la abstinencia, la auto-flagelación. La censura, la represión, la negación del deseo. La humillación, la humillación a los otros para redimir nuestra propia humillación, la humillación de ver como humillan a los nuestros y nosotras y nosotros maniatados y amordazados, pero sin manos y sin lenguas. Las guerras. Las crisis. Las bombas atómicas. La amenaza nuclear. Los terroristas. Las dictaduras. Y la aniquilación del poder de las mujeres, que tan distinto quizás podrían haber configurado el mundo. Quizás no.
¡Pólvora al discurso de la conformidad, al paternalismo hacia terceros, a la culpa!
Vivir hoy es ver tridimensionalmente que somos una mancha más en la vergüenza de la raza. Me niego a declararnos raza humana. Sé que yo soy humana, y tú y tú, pero compartimos adn con primates que se mezclan con nosotros, todavía, haciendo ver que son de los nuestros, pero no. Olvídate de sexos, de religiones, de grupos políticos, de ciencia ficción. Son primates y están entre nosotros.
Yo soy solidaria con quien me mola, es decir, con los humanos a los que les gustan los humanos (y no los primates) y actúo en consecuencia.
Nos van a joder lo mismo, así que, ¿Por qué no ponérselo divertido? Atención: no se trata de ser como ellos: viles, machistas, violentos, ilógicos, lentos en todo excepto en el asesinato, explotadores, desfalcadores, mafiosos, torturadores, acumuladores, verdugos. Y no las olvidemos a ellas, las chonis, que son las mujeres de los gorilas, que necesitan del macho para que las proteja de los otros machos.
Nosotras y nosotros estamos tocados por la luz (eso ya lo dije una vez, pero no cuajó) y la imaginación, tipo Robin Hood.
Somos seres humanos.
Somos seres humanos.
¿Qué ejemplo damos a los oprimidos del mundo, nosotros, los que hemos conseguido ser libres en un mundo dominado por los primates?
Ah, sí, lo olvidaba… ¡A nosotros también nos oprimen! Let’s face it! Ellos son más fuertes y tenemos suficiente con que nos dejen quedarnos en nuestro agujero sin que vengan a por nosotros. Pobrecitos de nosotros, ¿qué podemos hacer? Si ya vamos a trabajar cada día… O, espera: Pobrecitos de nosotros, en el paro y cobrando un subsidio que nunca llega. O, calla, calla, esta sí que es buena… Mi compañero de piso no quiere televisión y yo sola no puedo pagarme una. ¡Dios!, no sé qué voy a hacer sin televisión, ¿y si me pongo enferma? ¡Tengo otra!: Mi hijo, pobre, dos años hace que terminó el master y no encuentra trabajo de lo suyo… Y mientras, ya ves, en casa todavía, ¿Qué le vamos a hacer?
Pues a la puta calle todos, ¡joder! ¡Eso es lo que hay que hacer! ¿Qué es esa pijada de no encontrar trabajo de lo de uno? De vuelta al campo todos, a criar ganado y arar la tierra y mirar la luna y el sol y bailar alrededor del fuego y fornicar en los graneros y respetar la vida que atraviesa nuestros pies, porque con los pies en la mesita y el mando en el pulgar no somos seres humanos, ¡somos simios!
¡Anda y que os den! Jilipollas, perezosos, cobardes, arrogantes, domesticados…
Un amigo me dio un puñado de olivas de su olivo, sin química. Lo poco que duraron en la cocina fue lo más cerca al lujo que he estado. En mi boca me recordaron de lo que estoy hecha. Sabréis lo que quiero decir, si tenéis adn humano.
¿qué hacemos los que somos lúcidos?
ReplyDeleteNo vale esconder la luz para uso particular cuando el mundo vive en la oscuridad. Seria un lujo injustificable. ¿qué hacer? Esa es la pregunta que pide una respuesta.
¿Iluminar?
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