Observaciones sobre la manifestación de esta tarde:
1. No había gente de mi edad y, consecuentemente, era una manifestación sin niñas ni niños. No sé, llamadme romántica o prejuiciosa, pero una mani de cabellos canosos pierde credibilidad fotogénica. Se necesita esa muestra impactante de que luchamos por una sociedad que al fin y al cabo heredarán nuestros herederos. Y conste que yo no tengo descendencia, así que, tranquilamente podría haberme ido a casa al salir del curro. Sí se apreciaba la entrega de jóvenes generaciones, con su música y sus danzas.
2. Los himnos “La internacional” y “Els segadors” al terminar los alegatos de los líderes sindicales, emocionaban, con ese sonido sucio y agudo de megafonía, algún puño en alto. No me gustan los himnos (aunque el del Barça esté bastante logrado), pero señoras y señores: “Que la tierra dé todos sus frutos, dicha y paz a nuestro hogar, que el trabajo sea el sostén que a todos de su abundancia hará gozar”. Eso sería justicia e igualdad. Aunque suene militante y desfasado.
3. Las personas con las que durante el día de ayer o de hoy hablé sobre su asistencia a la manifestación, la mayoría actuaron como sino lo hubieran sabido a tiempo. Mirad, don’t get me wrong, no pretendo juzgar, allá cada uno con su conciencia y su granito de arena al futuro, pero sepáis que he respetado a los que directamente han dicho: “uy, qué rollo, eso no sirve para nada, si para cuando nosotras nos jubilemos ya no habrá pensión”, que los que han disimulado y hecho ver que esta lucha no iba con ellos.
4. Es extraño marchar Via Laietana abajo con tanto espacio alrededor. Recuerdo otros tiempos (y no con nostalgia, precisamente) en los que era imposible avanzar, de lo apretados que íbamos todos. No sé, quizás ahora nos manifestamos de otro modo, pero yo tengo la sensación de que no hay tanta gente en la calle. Matizo: alrededor de las tiendas sí, que me ha sido bien difícil atravesar el centro.
5. Me ha sorprendido la participación de grupos inmigrantes (hombres, por supuesto) en actividades sindicales. Incluso lucían la parafernalia (bandera, gorra, camiseta).
Yo, por mi parte, he asistido con mi gorra roja, que es anarquista siempre. Y además me queda bien.
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