El misterio del Fermento

El Ministerio de Fomento (¿Misterio del Fermento?) ha comenzado a tunelar Barcelona en el trazado de Mallorca, o sea, el más caro y el que recibe la oposición de toda la ciudad.

¿Es una conspiración para cargarse a Gaudí? Demasiados años de fama, y total, ¡Ni siquiera acaban el templo! ¿Y qué sentido tiene que lo acaben, si las partes nuevas son horribles?

Nunca un edifico histórico ha sido tan famoso y a la vez, tan denostado. No recibe subvención alguna y por ello toma tiempo terminarlo (“no sé porque no acaban ya”: qué tirria le tengo a la gente amargada, que no sabe follar).

La Sagrada Familia, al no estar terminada (por falta de presupuesto, obvio), no puede ser considerada Patrimonio de la Humanidad.

¡Ah! ¡Ya lo entiendo! Cuando la vibración del AVE la derrumbe, será una ruina. ¡Entonces podrá entrar en la categoría de patrimonio! ¡Entonces alguien la querrá salvar! Y vendrán los americanos (a quienes se odia tanto o más /o menos/ que a los catalanes) y se la llevarán piedra a piedra a las afueras de New York, donde descansan sin sobresaltos las más exquisitas obras de arquitectura del mundo.

A mí la Sagrada Familia me da un poco de grima. Tanta gente haciendo cola para entrar, me recuerda a las atracciones de Disney o Universal. No soy fan de una ciudad-parque-temático, con hordas de turistas que no respetan semáforos ni miran al cruzar, que bloquean las entradas de tren con sus enormes mapas y sus paraguas abiertos y las calles, con sus despedidas de soltera de color fucsia hortera.

Luego, ya ves, ni siquiera van a los mercados de barrio ni a los artesanos, sangre caliente de la ciudad, porque las grandes cadenas internacionales molan más.

La Pedrera sí que me preocupa. Y el Carmel, la Verneda y la Trinitat. También la venta de las viejas naves industriales de Poble Nou (de propiedad municipal) a multinacionales con pocos empleados (previo desahucio de jóvenes conquistadores, brillantes y sexies, quizás algo punk). Y el desprecio por el arte, en general. Y que se tenga que pedir un permiso para irse con la guitarra a la calle. Y que te multen al estacionar cuando vas a buscar a tu abuela el día de Año Nuevo. Y que los transportes públicos sean un desastre y además, más caros que en Madrid. Todo es mucho más caro que en España, y nuestros sueldos son una puta mierda (¡Que levante la mano quien llegue a los mil al mes!), pero no nuestros impuestos, que son los más señoritos de la península.


Quizás esta ciudad no vale los pedos (biológicos) que me tiro.

Tal vez, si hubiéramos decidido ser malos, en plan vasco, se nos respetaría más. Como en el cole ¿no? Este país está creado a partir de los traumas del cole. Ni European Union ni cojones: ¡todos al psicólogo!

Por suerte, Barcelona somos todos, y constantemente llega gente de "arreu", para que volvamos a cambiar, a caminar. Más de tres millones. Como en Madrid.

No quiero entrar en fútbol, que la lío. Ni en corrupción ni política. Todavía me queda algo de ingenuidad para creer que las hermanas y hermanos sabemos que los pobres nada tenemos que ver con fronteras ni posesiones, a menos que nos las impongan. Que no somos de países ni religiones, sino de pueblos y de puertos.


¿Cómo renovar el mensaje? 85% de la gente camina con los labios fruncidos. ¡Amad al prójimo! ¡Es gratis! ¡No temáis al rechazo! ¡All you need is love!

En la foto, un trazado menos peligroso y bastante más barato. Aunque sí, con una curva llegando a Sagrera, digo yo que de todos modos tendrá la máquina que comenzar a aminorar ¿no?