Cuando llueve, los tenderos del barrio cubren las baldosas con aserrín. La humedad aplaca los ánimos y las miradas.
Un aroma zen, mezcla de sal y de flores recién explotadas, discurre por las calles.
Aún hay luz, algo más de las ocho, una luz temeraria, céltica.
Un aroma zen, mezcla de sal y de flores recién explotadas, discurre por las calles.
Aún hay luz, algo más de las ocho, una luz temeraria, céltica.
No es melancolía, más bien calentura. Una copa de tinto y un buen polvo, con la voz ronca y familiar de Juan de Pablos.
¡¿Y esas lentejas?! ¿Cenamos o qué?
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