Inocentes, salvajes, intensos, geniales. Nítidamente melódicos.
El ruido. La emoción. La rebeldía.
Y esa simpatía adolescente, de quienes han ido cambiando, para nunca abandonar el camino.
El ruido. La emoción. La rebeldía.
Y esa simpatía adolescente, de quienes han ido cambiando, para nunca abandonar el camino.
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