Tuesday, December 07, 2010

Home, sweet home


Volvemos. Todo el trabajo del día se percibe inútil, excepto los cinco litros de aceite y las siete botellas de somontano. Comienzo a desarrollar un despiste, quizás como mecanismo de defensa: “ostias, lo siento, se me olvidó llamar”. Y no es una excusa, se me olvidó de verdad, y como ya no doy para más ni siquiera me siento culpable. Tengo un atuendo casero mega-cómodo que me ha costado quince euros y es de color verde, me siento como un duende. Me gusta estar en casa. Las primeras horas, después de que todo el mundo se haya ido, son extrañas, me siento increíblemente cansada, sola y desorientada. Apenas aprendo otra vez a qué hacer con veinte minutos libres y resulta que Piqué es capitán y el Barça juega con la cantera.


2 comments:

  1. Anonymous8:18 PM

    Solament són instants, una brisa, un tacte, una petita notícia però suficients per sentir-nos bé. Què fàcil és acontentar els humans! Però perquè és tan rar?

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  2. Perquè la vida és una tragicomèdia.

    O un simple circular del supermercat al cotxe a la tele al treball.

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