Monday, December 17, 2012

El coche de Batman

“¿Quién quiere esta agenda imitación moleskine que me ha regalado el banco?”, pregunta el director. “Yo”, digo, aunque no sé muy bien para qué. Una agenda en papel se hace tan extraña como un pañuelo de tela. ¿Qué haces después?

Pero, mira, me la guardo en el macuto, de momento, sólo por el desprecio (estoy segura que sin malicia) con que pronuncia la palabra “imitación”, y porque la moleskine original me da una rabia indescriptible (ya con el nombre basta, pero), por los años de adoradores de la dichosa libretita que he tenido que soportar.

Además, donde una imitación puede llegar gracias a su mayor inventiva, los originales siempre se quedan cortos. De no ser por el querer imitar, o puesto más elegantemente, por las influencias, no hubieran existido Elvis, las películas de Peter Jackson, Pink Floyd, Julian Barnes o el Kia Optima Batman.

Pero bueno, lo mismo confundo imitación con modelación, con inspiración...


4 comments:

  1. Buenos relatos, concisos y con gracia.

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  2. Imitar está bien, plagiar es un fraude.

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  3. coincido con Jordi.

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  4. ¿Pueden dos personas que no se conocen escribir lo mismo sin saber del otro?

    ¡Gracias por la visita!

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