Inútiles en el banco. Sólo tienen que
darme un puto código, joder, y llevo ya tres viajes, con sus colas
pertinentes. Sin éxito. ¿Es sólo en mi pueblo, que en el súper, a
la mínima espera, ya están exigiendo de malas maneras y en cambio en
el banco pueden esperar media hora entera, dócilmente y sin pestañear?
Inútiles en las superficies
comerciales, en las tiendas de informática, en el taller, en las
operadoras de telefonía, en el MacDonald's, en las estaciones de
tren, en las estaciones de metro, en la notaría, en la gasolinera.
En el restaurante viene el camarero con
la botella de vino abierta y va y la deja en la mesa y cuando le digo
amablemente que debe enseñarla antes de abrirla y, en cualquier
caso, abrirla delante nuestro, me responde si soy una de esas que
antes fue camarera.
Recorta los derechos y el sueldo a tus
trabajadores y verás lo que tardan en mearse en la masa de las
magdalenas. ¡Cualquiera se fía!
Espero que no hayan recortado nada a
los trabajadores de las centrales nucleares, porque en dos semanas
entro a quirófano y no es que no me fie de los cirujanos, enfermeros
y del hospital en general... Es que hay en el mundo mucho cabreo.
¿Qué hacías tú en una notaría? Besos, no obstante.
ReplyDeleteAsuntillos pendientes... Del pasado. ¡Un abrazo!
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