Sunday, November 03, 2013

Pelos de Ronnie Wood

La casa en silencio. Todos se fueron. Se acabó el jaleo.

Y me siento huérfana de acción, con mi “novela” gris basalto, sin vida.

Me dijeron las señoras, cuando las vi: ¡qué suerte! Y pensé: ciertamente, he conseguido que me paguen algo por mis mínimos. Pero esta espina...

En el ciclo he aceptado que sólo alguna vez consigo un buen capítulo.

¿Opciones? ¿Sería capaz de sobrevivir a la huraña en mí?

Escuché a Julian Barnes decir: nadie te ha puesto una pistola en la cabeza para que escribas, así que deja de hacerte el mártir. También dijo que detestaba a la gente, que la gente siempre te hace perder el tiempo.

Una vez, dijo mi amigo H.L.: el día en que decidí dejar de querer escribir, fue el primer día de mi vida, el día de mi liberación, el tiempo se abrió como una fiesta de jardín en una tarde soleada de junio.

Ahora H.L. es trompetista.

Y lo cierto es que me siento terrible, porque murió la mamá de un amigo y no me alcanzó la energía para estar con él y todo cuanto he dormido son pesadillas. Hoy podría estar con él, pero hoy ya es demasiado tarde. Tan tarde como ser reportera, me dan miedo las guerras.

Al parecer, hoy desperté con pelos de Ronnie Wood, cosa que a Lorca le hizo mucha gracia.

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