Ya no queda ninguno de nuestros abuelos. Durante el proceso, hemos ido heredando objetos y ahora somos guardianes de parte de sus recuerdos. Colecciones de llaveros. Una bandeja de cobre de Marruecos. Un puf de cuero. Un cuenco de cerámica y una jarra de barro. Siete fotografías por las que tuvimos que pelear. Las postales que les mandamos en nuestros viajes adolescentes. Un dominó. Y luego cosas útiles: un molinillo de café, un cascador de nueces, la cafetera que nos acompaña todas las mañanas.
Dices que tú, como hace tanto que no les veías, no sientes esta desorientación, aunque no sé muy bien qué nombre darle a este vértigo, un alejarse de algo importante, algo con mucha base, algo así como la tierra bajo mis pies.
este vèrtigo que tu (muy bien defines),para mi personalmente es ausencia y dejar de ser, ausencia de madre y dejar de ser hija. una mica molt dur.
ReplyDeletepetonets "amantis"