Friday, September 28, 2007

Alpargata

Alpargata. Piedra. Río. Sequía. Calor. Tormenta. Lluvia de Ranas. Bolera. Huertos. Moras. Avispas. Azul. Mar. Bronceado. Bucear. Sirenas. El mundo marino. Mercado. Abalorios. Una moneda de cincuenta en el suelo. Paseo. Cañón. Aperitivo. Siesta. Tebeo. Flash Gordon. Soñar que los cabellos son largos. Aventuras. Media tarde. Juegos. Amigos provisionales. Teatro. Bicicleta. Barcos. Lonja. Pescado. Mejillones. Crepúsculo. Rojo y añil. Noche. Helado. Vestidos lindos. Maquillaje. Besos. Coctel. Verano. O bella, ciao!

Thursday, September 27, 2007

Bucolicus/βουκολικός

Lanzo una soga al sol que atrapa a la nube ballena que me alza dócilmente con su hocico. A lo lejos el valle es un bosquejo de cuento. La ballena, colmada de viento, despliega hélices de plata y se convierte en avioneta, en dragón, en cocodrilo. Al agua, grito, cuando pasamos por un río, y el reptil descuelga su cola para que me deslice al vacío. Atravieso un árbol frondoso que me recoge con sus ramas mientras el árbol vecino me regala un higo. Ya en el suelo, el viento fresco llueve sobre mí un torbellino de hojas secas; las primeras. Las montañas ensombrecen sus dimensiones con verdes obscenos y juguetones esmeralda. Un orgasmo inesperado, largo y dulce, en manos curiosas y amables. En su anonimato reside la luminiscencia. Deseo, conocimiento, nostalgia…

Cuando despierto, el bosque respira una tarde de risas y de oro. Recuerdo…

En días así, lo que importa es vivir.

Wednesday, September 26, 2007

The witch

The witch is coming after me. I feel her crusty nasty fingernails scraping all around me, my sparse so-called belongings. She knows I am weak. She knows I can’t fight her right now. And so she leaves her little signals to scare me, to weaken me even more. But I am not scared of her little tricks: her messages of victory, her calling me out and playing seek and hide, following me everywhere with the Monster Mirror (where I am supposed to be scared of myself?). I wonder if she is aware of my power of transformation —I can still look the other way and remember that I am good and that love is what will only matter—.

If she ever really hurts me; I will break her clean in two with my panther paw.

Monday, September 24, 2007

Mercè

Fugint de les multituds, retrobo plaers senzills; conversa amb l’amiga que no he vist amb molt temps i que té grans notícies; una nova samarreta vermella i calcetes de colors; dinar amb l’amic de sempre; diferència entre intensitat i potència. No tot és qüestió de diàmetre. Em van dir que m’havia de prendre la vida d’una altra manera, per salut. Prenc el baix i repasso els moviments bàsics de principiant amb un repertori que intento, alhora, cantar. Públic excepcional. Etiqueta negra. Un príncep del temps que ha dormit al meu costat. Quan jugàvem al futbolí, el bufó de la cort exclamà: què divertit! I l’adrenalina fluïa. Els grans inventors del món són els que inventen els esports i els jocs. Quina altra activitat et pot arrancar de tot amb la mateixa velocitat?

La música.

Quan intentem guanyar, aprenem a perdre.

Avui és el dia de la fada madrina. Li he de dir que des què la veig veure, m’ha estat impossible no plorar davant d'un home, que arribat el moment, tampoc vaig comprendre gaire la lògica del seu consell.

Sunday, September 23, 2007

Ase

Compro una llibreta humil per ambicioses intencions. Començo una nova llista de propòsits per a ser millor persona. Just quan m’arrossego pel carrer sense pensar, sense voler, sense desitjar, sense patir, gens, em trobo al colibrí Verònica que em demana un euro cinquanta per trucar al seu pare. No se’n recorda de mi. M’ofereix dibuixar-me una casa a canvi i jo entenc que vol dibuixar-me un ase i em diu que també sap dibuixar ases. Els àngels travessen la pol·lució. No estem sols.

Friday, September 21, 2007

Oliva

A la sorra plujosa: indi i cirera fosca. Res d’extraordinari, excepte potser haver sentit el vertigen del salt, del no res.

Córrer... Possibles direccions. Els peus nus sota el llençol en el fred de la matinada. Futura nostàlgia?

Quan s’han exhaurit els cartutxos, trenquem amb tot i comencem noves vides. Deslluir els dies amb la voluntat d’immobilisme és mort, covardia. Però queden revolucions, reformes, construccions! A voltes no hem provat tots els recursos, no hem transformat, no hem comprès.

El sentiment predomina: estimar i viure!

Pel teu somriure, tot el meu imperi. Gran com l’os d’una oliva, com l’ull incontrolable d’una tempesta.

Cada cop que creix la lluna, el temps és etern.

Tuesday, September 18, 2007

Rugby

Omen, méndame, amén. Mírame con tu luz ámbar, recoge las cajas, baja las escaleras, mímame. Más adentro duele si te quedas quieto llueve. Maúllame. ¿Y si mandamos mensajes a los misioneros que están lejos? Magullada, te observo. Ves. Black Blush, Bushmills, Jameson. Llevadme. No quiero quedarme en mí, los pies mojados, la carne mermelada. En tardes así, se intuyen las grandes despedidas. Es difícil de creer. Le tourbillon de la vie, n’est-ce pas?

Thursday, September 06, 2007

Criptonita

La rabia era esto, pensó Lili camino de otras calles: este fin continuo, este interminable fin. Brazos rotos, cuerpos en llamas, el mundo en el eco del grito. Las motos, bebés que nunca aprendieron a hablar, ni a pedir. Berrinches. El tufo que dejan atrás, mortífero. Casi dos minutos aguantó Lili sin respirar, y cuando lo hizo aún era demasiado pronto. La realidad más dura no es el fin del verano, sino el fin de la paz. Gentes en guerra. Nuevas guerras. La misma guerra. Y los que no quieren meterse en líos, culpan al sistema. Como si el sistema fuera algo abstracto extraído de una novela de Kafka. Unos turistas zarandeaban un árbol joven y Lili muy educadamente pidió a un mosso de esquadra de la plaza que fuera a echar un vistazo. El mosso, con amabilidad, la escuchó y partió raudo hacia su nueva misión. Abandonadas en el suelo, tres lindas jóvenes que buscaban (o hacían ver que buscan) aún, su carné de identidad. ¿Crimen? Esa lata de cerveza entre los pies, ¿no viste? Las viejitas del barrio lo tenían claro, era la última noche de fiesta mayor y pidieron sus tangos antes de que se les pasara el efecto del champán, “pá un día que pillamos el puntillo...” Parecía que hiciera siglos de aquella noche. Lili siguió su paseo, que no era un paseo, porque el paseo ya no existe cuando se ha perdido el hilo. Antes del verano asistió a un curso de motivación profesional y fue la mejor aliada del instructor, pues su genuina alegría la vivía en el trabajo también, como un continuo. No había diferencia. Claro que siempre se juega un rol distinto en cada situación, pero Lili era básicamente feliz, siempre. ¿Y qué había cambiado? Criptonita. O algo por el estilo. Alguien se había acercado a ella con un material (estaba convencida que no podía ser otra cosa) que la había debilitado. No tenía fuerzas para nada, todo la agotaba, enfermaba, día sí, dos después otra vez. No estaba triste. Simplemente, había perdido la alegría. ¿Y en qué situación la dejaba eso? ¿Era lo que la gente llamaba apatía? ¿Sería una depresión: habría algún motivo oscuro que desconocía que imposibilitaba su desarrollo feliz en el mundo? Al llegar a una arteria principal usó el paso de peatones, a pesar de que la calle estaba desierta. Caminaba muy despacio, el cruce era amplio. Un vehículo se impacientó ante su lentitud y emitió sonidos intimidatorios. Lili supo que si no hubiera ley ni castigo, si tuviera la fuerza o el arma, eliminaría a tal ser humano del mundo, pues aquello no podía ser un ser humano. Y subiendo las escaleras de casa estaba más cansada que nunca, y pensó si quizás el material maligno no eran todos los seres humanos que no eran seres humanos, sino ancianos con apariencia juvenil y erecciones eternas gracias a la tecnología, a la ciencia, ancianos que nunca crecieron, que nunca maduraron, que siempre se quedaron en ese momento en el que uno debe decidir qué tipo de persona quiere ser, cómo quiere contribuir al mundo con su vida o cómo va a sacar el máximo provecho de su vida, sin molestar; pero que, incapaces de ser, decidieron vivir fastidiando a los demás hasta el final. Ah, Lili tuvo miedo por un instante que el mundo entero hubiera decidido dejar de pensar, que las máquinas, la velocidad, el consumo, el arte prefabricado, el ocio y la repulsiva estética que intentaba desesperadamente (y a gran coste) sustituir a la belleza, se hubieran apoderado del intelecto humano y que realmente ESTO no fuera una fase, sino el fin continuo, un interminable fin. Fealdad infinita en todo. Sí, debía ser la fealdad quien había secuestrado su alegría. Y con toda esta rabia contenida, lo único que podía hacer era meterse en la cama y esperar.

Monday, September 03, 2007

Turistas

Me he pasado el verano abriéndome paso entre turistas y renegando de ellos. Tiempo de reflexión. En realidad, ¿Qué me molesta de ellos? ¿Que no sepan abrir la puerta del tren? ¿Que intenten arrancar las bicis de las paradas bicing a la fuerza? ¿Que ensucien nuestras playas y vomiten en nuestras calles? ¿Que se cuelen de manera inapropiada y sin permiso en lugares íntimos para dirigirse a mí en exclusivo inglés y sin disculparse, como si mi trabajo en el mundo fuera servirles? ¿Que, borrachos, zarandeen los árboles jóvenes hasta arrancarlos de sus raíces?

Las cosas de la vida han hecho que hoy terminara mi jornada laboral en la ciudad y que, por tanto, regresara a casa en la concurrida línea verde del metro en lugar de la somnolienta S2 de los ferrocarriles que atraviesa el Vallés. Y he descubierto:

  1. Llego a casa con energía y ganas.
  2. Llego a casa con historias.
  3. Llego a casa absolutamente desconectada.

Es de conocimiento general que España no sería lo que ahora es a no ser por los turistas. Y no voy a entrar en política.

Sólo quería contaros que en el día a día, viviendo en la ciudad, por muy españoles que seamos y muy divertidos que nos cuente el cliché, por las calles nos hemos convertido en un ejército de trabajadores sin sonrisas, que sueñan con el momento en que saldrán de fiesta, como si estar vivo y tener trabajo y un techo (sí, todos pasamos penurias, pero a veces hay que relativizar) y caminar libres de minas y de fuego a discreción no fuera motivo suficiente como para ir por la calle dando saltos.

Las ingenuidades que cometen los turistas, el color de su inocente felicidad, su candidez (en sus ojos no existe el tiempo, el paraíso parece eterno), me hacen recordar lo humano y por un rato dejo de ser robot.