Las cosas de la vida han hecho que hoy terminara mi jornada laboral en la ciudad y que, por tanto, regresara a casa en la concurrida línea verde del metro en lugar de la somnolienta S2 de los ferrocarriles que atraviesa el Vallés. Y he descubierto:
- Llego a casa con energía y ganas.
- Llego a casa con historias.
- Llego a casa absolutamente desconectada.
Es de conocimiento general que España no sería lo que ahora es a no ser por los turistas. Y no voy a entrar en política.
Sólo quería contaros que en el día a día, viviendo en la ciudad, por muy españoles que seamos y muy divertidos que nos cuente el cliché, por las calles nos hemos convertido en un ejército de trabajadores sin sonrisas, que sueñan con el momento en que saldrán de fiesta, como si estar vivo y tener trabajo y un techo (sí, todos pasamos penurias, pero a veces hay que relativizar) y caminar libres de minas y de fuego a discreción no fuera motivo suficiente como para ir por la calle dando saltos.
Las ingenuidades que cometen los turistas, el color de su inocente felicidad, su candidez (en sus ojos no existe el tiempo, el paraíso parece eterno), me hacen recordar lo humano y por un rato dejo de ser robot.
¿¿¿Solo querias contarnos???
ReplyDeletePues no pares nunca de contar cosas así...... ese parrafo me ha parecido tan real..............
gracias. es cierto que "sólo quería contaros"...
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