Tuesday, December 04, 2007

Stella Blue versus D.C.I.

Tomar o no tomar. Dar o no dar. Cuando una se concentra en su proyecto vital, deja de dar el coñazo a los demás. Substituir aquella ilusión romántica permanente por algo más terrenal, más personal, más independiente. Dejar de esperar. Al fin y al cabo, ¿Quién soy yo para que los demás deban cumplir mis expectativas, complacer mis ilusiones, pensar en mí, en nosotros, antes que en sí mismos, antes aún que en todos los otros?

Una vez le dije a mi querida amiga: “tu problema es que das tanto, vives tanto por los demás, que cuando los demás no hacen lo mismo por ti, te hundes. Comienzas por culpar al otro (y las fases son: incitación, insinuación, petición, persuasión, exigencia, rabia), y cuando ves que el otro no cambia ni sus decisiones ni su actitud, entonces vuelves la rabia hacia ti. Porque si valieras la pena, el otro haría por ti lo que pides, lo que necesitas, lo lógico ¿no? Ergo, eres una mierda. Sin embargo, te equivocas, mi querida niña. Debes darte tú lo que necesitas, lo que te mereces. Y amar libre y generosamente, sin esperar nada a cambio. Deja que los demás se ocupen de sus cosas y ocúpate tú de las tuyas. Cambia el orden de tus prioridades. Haz como los demás hacen”.

Ahora podría aplicarme las mismas palabras. Porque cada vez que una tercera persona mueve una ficha tú te posicionas y eso me obliga a mí a posicionarme y todo es un continuo zarandeo y me mareo, con lo cual me vuelvo inflexible. Y lo lamento.

Necesito sentir que somos el centro de nuestro propio planeta y que todo lo demás orbita a nuestro alrededor.

Ese centro es el fuego del que bebo. Cuando veo que soy yo la que giro en órbitas, y cada vez más lejanas, siento vértigo. Quizás matemáticamente es poco o nada probable, una desmagnetización en espiral. Pero en la vida real, las dinámicas cambian, los magnetismos fluctúan, el sentimiento se transforma, el cambio de prioridades, el barco que modifica su rumbo, que lentamente zarpa… El mar está tranquilo y en silencio y solitario. Menos mal que la naúsea tenía un nombre. Y un remedio.

4 comments:

  1. Quien no ha experimentado el amor incondicional, incluso sabiendo que no podía esperar nada a cambio, por muchas vivencias que haya tenido, no ha vivido.

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  2. ¿Y qué significa eso de "amor incondicional"?

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  3. La otra noche te vi en el Astro. Cuando pensé en saludarte ya te habías escapado. Te saludo ahora.

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  4. Anonymous5:47 PM

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