A su favor diré que lo de pasearse por la ciudad con un perro-murciélago colgado del brazo y con esa pinta de muñeca requiere gran valentía. Yo no me atrevería.
Wednesday, May 14, 2008
La Quinta Avenida
Existen las rubias ricas de menos de treinta con perrito-rata saturado de perfume y escondido en un brazalete de plata-móvil-mp3-reloj. La vi. Caminaba lánguidamente entre accesorios de más de 3.000€ en una de las boutiques de lujo del Passeig de Gràcia. Primero pensé que era la Hilton. Vestido corto blanco (generoso escote) bandana amarilla en los cabellos, y tacones de vértigo… Total, da lo mismo quien fuera. Los dos cachorros de gaviota que encontré en mi camino espachurrados en el suelo no me causaron tanta impresión como aquel rostro de aburrimiento. Eso, pensé, es ser rico.
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