Somos mejores músicos, políglotas, ciclistas ¿conversadores? (um, he ahí una buena duda), políticos (en el sentido manipulador), publicistas, escapistas, acróbatas, ¿periodistas? Astronautas, submarinos, aviadores, survivors, triunfadores en operaciones (American Idol in US), concursantes, ¿Madres y padres? ¿Hijos e hijas? ¿Hermanas y hermanos? ¿Vecinos y vecinas?
Vivimos más años, tenemos más capacidad técnica y tecnológica para eliminar el sufrimiento, el hambre, las desigualdades, las enfermedades, las injusticias. Y podemos minimizar aún enormemente las consecuencias del cambio climático (sea por proceso natural o a causa de la acción del hombre, odio esa discusión, ¿a quién le importa de quién es la culpa a estas alturas? Vamos a hacer algo ¿no?).
No sé si os ha pasado lo de la recurrente conversación de: “hoy en día no hay genios”. Bueno, pues claro. Primero: claro que los hay. Segundo: claro que no destacan tanto como antes, si a eso nos referimos.
¿Y qué tiene de fantástico ser genio? ¿Por qué todo el mundo tiene esa ambición imposible con la cual negarse a la acción?: “Como no nací un genio…”
Es cierto que en 1967 Pink Floyd grabaron The Piper at the Gates of Dawn (estudio 2 de Abbey Road, mientras The Beatles grababan el Sgt. Pepper’s en el estudio 1) y que en 1968 iluminaron el universo con A Saucerful of secrets y que de ello hace 40 años, ¡Cuatro décadas! Ponlo al lado de OK Computer (y eso que soy fan de Radiohead) y veamos qué resiste.
Porque la técnica y la tecnología nos ayudan, pero el techo de la genialidad es la imaginación, y apretando botones no vamos a desarrollarla más que saliendo al bosque para aprender a imitar el canto de los pájaros en celo. Un genio es quien sabe decodificar y volver a codificar.
Acostumbrándonos a un único tipo de codificación vamos por el camino de crear una misma tipología de genios.
Y todo esto viene a que el imbécil de enfrente se ha sentado otra vez en el balcón a leer un tocho con la TV3 a tope (a saber si para que los guiris se enteren de que en ese nicho se habla catalán) y yo he tenido que tomar las medidas oportunas: Astronomy, Lucifer Sam, Matilda Mother, Let there be more light, Remember a Day, Set the controls for the Heart of the sun… A todo volumen, por supuesto.
A mi lo que me intriga es, si la técnica y la tecnología conseguirán algún día hacernos mejores personas.
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