En la autopista ya me fui
haciendo a la idea de que quizás no podría ser. El tiempo
empeoraba. Y empeoró. Y todavía en estos momentos es peor. Lluvia, golpes de viento, sirenas de bomberos y árboles en celo.
Pero bueno, yo salí y me sentó bien el temporal, que llevo dos semanas encerrada. Y las
rebajas, también bien, un par de jerséis de cachemir, cuello alto,
uno negro, otro verde, a 6,95,
y sin hacer colas ni perder el tiempo.
Por las calles desiertas, todo abierto y vacío (¡Qué
impresión, no me atrevía a mirar! ¡Me sentía la
única posible consumidora!), he observado algo terrible.
¡En
esta población hay más peluquerías que otra cosa! Y por otra cosa
me refiero a: restaurantes, zapaterías, tiendas de animales,
guarderías, escuelas, y bares, lo cual no deja de ser importante. Es
más, he hecho un recuento, y hay más granjas-cafeterías que bares. Es más, os daré las cifras, bares, lo que se dice
bares, hay seis, en este barrio, frente a diecisiete
granjas-cafetería y lo que estimo deben ser alrededor de cincuenta y
tres peluquerías.
Y
aún más, allí donde la crisis cerró un negocio (panadería,
fruta ecológica, el fotógrafo...), sí, ¡Han abierto una nueva
peluquería!
Es
cierto que el mar trae la humedad y la niebla y que siempre sopla el
viento. Y que a pesar de ello aquí las señoras van muy bien peinadas.
Por
cierto, que anoche dieron El retrato de Dorian Gray (versión Oliver
Parker) y me pareció una buena e intrigante historia, que plasma (difícil y más sin las descripciones de Oscar Wilde) la sátira a
una clase envejecida, yerma, saturada de los placeres de la vida.
Así
veo a occidente. A
Victorian society, after all.
la demodernización, ¿a dónde iremos a parar?
ReplyDelete¿Sigues siendo badalonina? Porque esa imagen es una fina estampa de mi pueblo...
ReplyDeleteBruja
ja ja ja!!!
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