Resuelto el misterio del pájaro que nos despierta con energía a las cinco y cuarto cada mañana por el respiradero del lavabo y cuyo exigente canto sólo le perdonamos por la belleza de sus notas y las ocurrencias de sus discursos que a menudo nos hace reír y siempre nos llena de alegría de modo que ese último sueño explota con exuberantes aventuras que en breve nos contaremos con el café.
Hoy he dado la vuelta sigilosamente y le he visto, tranquilamente apoyado, confiado y generoso con su sinfonía.
¡Un mirlo! ¡Claro! ¿Qué iba a ser?
¡qué buena versión de Blackbird!
ReplyDeleteSí. El chavalín es una pasada.
ReplyDeleteSilbo como un estornio lo de los pájaros negros. Saludos.
ReplyDelete¡Grande! Yo estoy aprendiendo a silbar ahora...
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