Queríamos salir a ver el viento, pero el resfriado nos retuvo dentro. Sólo los árboles viejos, las casas verdaderas y las rocas pueden resistir. Olas de veinte metros, vías cortadas, niños muertos. ¿Quién ríe ahora del tiempo? Cuando las montañas sean tan pequeñas que no podrán ser muros y los océanos hayan crecido, nada podrá protegernos.
En días como hoy, hay que detener la rutina. No es cierto que, pase lo que pase, la vida continua. A veces es imperativo el discontinuo.
Son los brazos del huracán, lo que dan miedo. Lyon en el centro.
A los amantes de las tormentas, aquí os dejo un link guapo:
http://users.skynet.be/meteobel/animsatel.htm
En días como hoy, hay que detener la rutina. No es cierto que, pase lo que pase, la vida continua. A veces es imperativo el discontinuo.
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