Salimos con el coche rumbo al chiringuito, con una botella de cava y tres vasos de plástico. Ya anochecía aunque hubiéramos querido ver el sol ponerse desde la playa. Divisamos castillos supervivientes en las grises colinas y el verano anunciaba su fin con una brisa fría, húmeda de lluvias por venir. Cenamos con la alegría de toda la noche por delante, de la ausencia de llamadas, de responsabilidades. Charlamos de esto y de aquello dando tiempo a que la locura hiciera efecto. Luego corrimos al agua desnudos y nos bañamos en el mar negro bajo un cielo pirata. Estábamos en la playa como tres chiquillos que pasan por primera vez la noche fuera de casa. Peleando en la arena mientras las olas traían la luna con dulzura hasta la orilla. El placer de hacerse reír aunque las cosquillas sean un límite. Las bromas y las conversaciones que nacen entre los que no deben explicarse. Al despertar aún estábamos juntos, aún entramos en el mar. Y durante el desayuno nos trajeron tres tomates del huerto, de los de verdad.
Sunday, August 13, 2006
el chiringuito
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
Ojalá algún dia podamos convivir felices sin que "tengamos que explicarnos"!
ReplyDeleteVale la pena poner nuestro granito de arena para que así sea. Pep