Caminamos por lúgubres zonas de la ciudad, por un rato parecía que no teníamos ningún sitio al que llegar. Jules dijo: “sabía que existía este mundo, pero nunca lo había visto”. Creímos que nuestro destino sería un edificio desvencijado, rodeado de malhechores, como en esas películas que nos cuentan de los ambientes sucios y malvados. Vivimos la sensación de estar perdidos entre industrias, en agujeros que la luz de la vida no ilumina. “Es el fin del mundo”, le dije a Jules, “me muero por una cerveza y necesito ir al baño”. “Las dos cosas no las puedes tener dijo él”. Caminábamos en medio de una carretera ámbar, sin edificios, árboles ni esquinas que nos protegieran; si alguien hubiera querido hacer blanco en nosotros, no lo hubiera tenido más fácil. “No puedo tener ninguno de los dos”, dije yo, “vaya consuelo”. Y seguimos caminando.
Por un momento olvidé adónde me dirigía y estaba feliz, porque estaba con Jules y porque era lo más que había caminado en tres semanas y físicamente era posible, por fin. Normalmente no me levanto por las mañanas pensando: ¡qué guay, puedo caminar!
Debería.
Llegamos a la sala de conciertos que no era ningún zulo, sino un bar con buen escenario, buen sonido y buen ambiente, aunque no había mucha gente. Pensando en el trayecto… Sólo habría llegado allí si estuviera cantando Bono o, como es el caso, tocando Lorca.
Luz, cámara, acción.
Chicas guapas. Chicos complejos. Chicas complicadas. Chicos sensuales y bellos. Bailando todo el mundo se entiende y más al son de la reencarnación de Janis Joplin. Jules viene a contarme algo, ve que estoy escribiendo, me desdeña con la mano y desaparece de nuevo. Quisiera saber el nombre de las bandas, para ser periodista, por una vez. La noche anterior les conté al Mago y a Ion: “debo dejar de venir a vuestros encuentros Con-versos porque me dan ganas de dejarlo todo y marchar a una guerra, a ser reportera”. Preguntó Ion, con cara de sorpresa: “¿Por qué no guerrillera?”. “Bueno pues, verás”, dudé antes de contestar, “para eso no he estudiado”.
Volvamos a los chicos de Ámsterdam que en verdad son argentinos y suenan como Pink Floyd + Super Furry Animals + Manu Chao + Quilapayún y a esta deliciosa mujer que baila, camina, conversa, bebe, fuma, con tantas ganas de gustar… Son palabras de Jules, no mías.
Jules, a pesar de tener que trabajar por la mañana, ha decidido quedarse a ver a Edmundo Marino (cuyo nombre yo pensaba que era El Mundo Marino), que es la banda de la que Lorca es guitarrista. Y ahora que casi todo el mundo se ha ido y estos están aún en plan ensayo, los temas por explotar, las ganas más en el cuerpo y en los instrumentos que en el alma, dejo de escribir, para bailar con ellos.
Debería.
Llegamos a la sala de conciertos que no era ningún zulo, sino un bar con buen escenario, buen sonido y buen ambiente, aunque no había mucha gente. Pensando en el trayecto… Sólo habría llegado allí si estuviera cantando Bono o, como es el caso, tocando Lorca.
Luz, cámara, acción.
Chicas guapas. Chicos complejos. Chicas complicadas. Chicos sensuales y bellos. Bailando todo el mundo se entiende y más al son de la reencarnación de Janis Joplin. Jules viene a contarme algo, ve que estoy escribiendo, me desdeña con la mano y desaparece de nuevo. Quisiera saber el nombre de las bandas, para ser periodista, por una vez. La noche anterior les conté al Mago y a Ion: “debo dejar de venir a vuestros encuentros Con-versos porque me dan ganas de dejarlo todo y marchar a una guerra, a ser reportera”. Preguntó Ion, con cara de sorpresa: “¿Por qué no guerrillera?”. “Bueno pues, verás”, dudé antes de contestar, “para eso no he estudiado”.
Volvamos a los chicos de Ámsterdam que en verdad son argentinos y suenan como Pink Floyd + Super Furry Animals + Manu Chao + Quilapayún y a esta deliciosa mujer que baila, camina, conversa, bebe, fuma, con tantas ganas de gustar… Son palabras de Jules, no mías.
Jules, a pesar de tener que trabajar por la mañana, ha decidido quedarse a ver a Edmundo Marino (cuyo nombre yo pensaba que era El Mundo Marino), que es la banda de la que Lorca es guitarrista. Y ahora que casi todo el mundo se ha ido y estos están aún en plan ensayo, los temas por explotar, las ganas más en el cuerpo y en los instrumentos que en el alma, dejo de escribir, para bailar con ellos.
después de experiencias propias te diré, querida stella blue, que la salud es lo más importante de todo. y lo sabes cuando te falta.
ReplyDeletemuchos besos, a ver si nos vemos mañana, que no lo sé!
muaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!