Saturday, October 07, 2006
digging for fire
Sueño con dos viejos que no tienen a dónde ir ni con quien estar. Cavan un agujero en el suelo. “¿Buscáis oro?”, pregunto. “No, pequeña, buscamos fuego”. Esta escena no es de extrañar puesto que vivo de nuevo en el universo Pixies. Una música oscura ha lanzado una cuerda entre el balcón de abajo y el mío e intenta escalar hasta mi habitación. ¿Volveré a soñar con trombas de agua, maremotos, riadas? Una noche me quedé durante horas atrapada en la copa de un árbol mientras la tierra se tragaba todo cuanto conocía. No temo al planeta. Temo a los hombres. Temo a Irán y a Corea del Norte. Temo a la policía. La otra tarde salí de casa y había ejércitos de ellos formados para la defensa (o el ataque) en mi calle, con sus armas, sus cascos, sus protecciones, azabaches como los monstruos de toda ciencia ficción. He vuelto a recorrer la sinuosa carretera nocturna por la que una vez condujo Raluca V16, mi raptor. Al despertar le he echado de menos. Curioso como el síndrome de Estocolmo también se produce con los raptores subconscientes. Lorca me contó que la otra noche hablé dormida y dije algo así: “espera, que ya llegan”. No sé qué debía estar soñando, pero imagino que me refería a mis amigos.
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stella, querida, no pude ir a los ukeleles el domingo. primero porque me desperté a la una y segundo porque tenía mensaje en el móvil de Victoria que necesitaba hablar conmigo urgente y, claro, no podía no llamar.
ReplyDeleteseguro que estuvo chulo, ya me contarás.
por cierto que el finde que viene nos vemos, eh, que tengo muchas ganas, que se pasa un finde sin veros y se me queda un huequito dentro, ya le diré a Eire para quedar.
un besote, bella!