Monday, October 16, 2006

volcanes

Tras un año sin vacaciones, la ansiada escapada. Moramos en el corazón del Baix Empordà y comemos ciervo de Toledo, con un poco de remordimiento. Parece haber en Verges una lucha por el terreno y una competencia en el negocio, a pesar de que sólo hay dos. En La Pera rememoro la leyenda del Bandoler Joan Serra. El pueblo es tan tranquilo que los ratones duermen la siesta junto a la iglesia. Las risas de tres niños invisibles colorean las nubes. Comidas copiosas con amigos porque las mejores conversaciones nacen alrededor de una mesa. En Besalú somos unos domingueros más entre cientos, hasta que al caer la tarde Ángela nos sirve unos vinos en su cueva secreta de piedra. Ahora, al pie del volcán de Santa Margarida espero con mi pierna herida. El día es brillante o gris. Me acompañan los pájaros, el bosque, el distante mugido de las vacas. En los túneles de la representación (pensé anoche mientras me dormía) se tejen las escaleras hacia el miedo. Pero La Garrotxa es real y bajo mis pies palpita la tierra. Esta noche regresamos al Montseny, para oler la lluvia de cerca.

No comments:

Post a Comment