Monday, November 13, 2006

Piedra número cinco: “amor”


Simon llamó desde Estocolmo cuando Sandra estaba en plena huida de la secta en la que un grupo de refugiados del fin del mundo se había convertido. El líder, que había sido su amante en el pasado reciente, acababa de romperle el brazo y Sandra intentaba disimular el dolor para pasar desapercibida y entrar en un metro que la llevaría directamente al Bosque de la Bologne, donde una amiga la esperaba en un árbol para ofrecerle asilo. Era mientras intentaba pasar los controles que su amigo Simon la llamaba para pedirle la solución a un problema matemático. “Me llamas en mal momento”, dijo ella, “además, en ese tema poco te puedo ayudar”. Desolada veía como el único metro iniciaba la marcha antes de que ella llegara. Corrió hacia el andén con la idea desesperada de saltar sobre el vagón en marcha, pero alguien le agarró el brazo roto y Sandra gritó.

Fue entonces cuando recibió un beso tibio y dulce en la mejilla, un beso de amor, el primero de cinco que la arrancarían de la pesadilla y la devolverían al día.

3 comments:

  1. M´agrada aquest malson.

    ReplyDelete
  2. es nota que mai no t'ha trencat el braç una ex amb recents tendències feixistes ;-p

    ReplyDelete
  3. Bé, ja saps què volia dir. També m´agrada llegir històries de la Segona Guerra Mundial i això no vol dir que m´agradi la guerra, ha, ha (em sento molt ridícul posant "ha, ha").

    ReplyDelete